
La historia en la que se mezcla el contrabando, la política y las necesidades sociales comenzó el fin de semana con un operativo de la Prefectura Naval en el barrio Altos del Paraná de Puerto Iguazú, a las órdenes del juez federal de Eldorado Miguel Ángel Guerrero.
En el lugar se terminaron secuestrando unas 1.200 cajas de patas-muslos de pollo y decenas de botellas de aceite comestible que tendrían como destino final el Paraguay. En la mira, quedó una funcionaria municipal aunque no se la implicó oficialmente en el hecho.
Casi dos días después del secuestro, la Prefectura remitió la mercadería al SENASA para su disposición final: en el caso del pollo, ser enterrado en un predio de la comuna iguazuense en las 2.000 hectáreas. Así, en medio de un intenso calor, los pollos fueron llevados hasta ese lugar y quedaron bajo tierra. Pero por pocos minutos.
Según el sitio ElIndependienteIguazú.com, un grupo de vecinos (adultos y niños) de la comunidad mbya Fortín Mbororé llegó hasta el lugar para “rescatar” esas presas de pollo que habían perdido la cadena de frío, por lo cual, no estaban aptas para el consumo humano. Y se las llevaron para comer.
Esas imágenes causaron indignación y tristeza -como también polémica por el procedimiento de la fuerza de seguridad – al comenzar a circular en los medios de comunicación como en redes sociales.
La directora del portal La Voz de Cataratas, Kelly Ferreyra, contó en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones que “el SENASA enterró los pollos recién el martes con personal y camiones municipales, que está en las 2.000 Hectáreas. Te juro que se me hace un nudo en la garganta ver a esa gente sacando el pollo podrido del pozo para llevarse a comer”.
“El pollo estaba desde el sábado, estaba podrido ya perdió la cadena de frío. Pasaron varios días. Si el mismo sábado Prefectura y el juez hubieran ordenando repartir dichos pollos a los distintos comedores que hay en Iguazú, porque hay gente que va a dar comer a otros en las 2.000 hectáreas, como es mi caso personal y sé lo que pasa en el lugar”, describió la periodista de Puerto Iguazú.
“El operativo estuvo mal hecho”
“Hubo un mal procedimiento por parte de Prefectura, el cual arrancó a las 21 horas del sábado; mientras que la orden de allanamiento del juez Guerrero recién llegó a las 5 de la madrugada del domingo”, reveló la periodista.
Kelly Ferreyra preguntó a la Prefectura si realmente la mercadería carecía de aval aduanero, si era Argentina y con factura de nuestro país, ya que las personas allanadas sostuvieron que la mercadería era de origen argentino.
“Investigamos con Aduanas de cómo y cuándo se necesita aval aduanero. Si es Argentina no necesita aval aduanero para estar en un depósito, ya que es de nuestro país. Entonces el procedimiento estuvo mal hecho desde el principio”, dijo.
Por último, Ferreyra reflexionó “por qué no dieron esos pollos antes de que se pudran. Es un decomiso que está mal hecho, porque no pueden decomisar mercadería Argentina. Es triste el final de todo esto. Porque la verdad, ver a toda esa gente sacando el pollo del pozo, fue horrible”.
La frontera y el contrabando
En la frontera porosa de Misiones, donde en la pandemia se supone cerrada pero no lo está tanto, el flujo de las mercaderías parece seguir siendo constante. La falta de controles del Estado como el incremento de la actividad como modo de vida de varias personas, hacen del contrabando una acción en crecimiento constante.
Ante las incautaciones de electrónicos, ropas, entre otros, son numerosas las organizaciones de la comunidad que buscan en Aduanas o SENASA que sean entregadas para un fin social. Hay casos en los que, por su origen dudoso o estado perecedero (según el testimonio de la periodista Kelly Ferreyra el de Iguazú no sería el caso, ya que se trataría de pollo y aceite argentinos que podrían haberse entregado), los organismos no pueden donar alimentos para evitar problemas sanitarios en la población.
No se puede dejar de lado el rol de la Justicia, ya que es la última palabra respecto del destino de lo secuestrado. Debiera establecerse un procedimiento rápido y seguro para evitar otro episodio como el vivido ayer en Iguazú con el pollo decomisado y desenterrado para comer.