
Una de las versiones apunta a un intento de asalto a una suboficial de la Policía de Misiones que habría escapado como pudo de la violencia de un hombre que la interceptó cuando regresaba a su hogar en un barrio o sector de esta localidad conocido como Loteo Chávez el viernes por la noche.
El otro relato sobre lo sucedido asegura que la sargento que presta servicio en la comisaría de Garuhapé sufrió el amedrentamiento por parte de un sujeto desconocido, que la increpó y amenazó en aparente estado de ebriedad o alteración. También señala que no le impidió llegar a su domicilio a salvo y comentar a las autoridades lo sucedido para las eventuales actuaciones policiales, entre sus derechos, denunciar al agresor.
El único dato coincidente de las dos versiones es que la víctima es policía, presta servicio en la Unidad Regional IV y desde hace diez años reclama que le reintegren su arma reglamentaria, la que puso a disposición de la fuerza cuando estuvo embarazada y por tal situación, su obligación legal era no portar la pistola nueve milímetros que habitualmente los uniformados portan como funcionarios de seguridad.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el ataque, intento de robo, incidente y situación de peligro pudo ser extrema y la uniformada no habría contado con su herramienta para preservar su integridad.
En tiempo de alta velocidad y viralización digital de información y malos entendidos, por la mensajería de texto de la aplicación de celulares WhatsApp, ayer los reproches a las autoridades policiales no fueron pocos y coincidían en que no son pocos los policías que no tienen arma reglamentaria en la provincia, entre otros reclamos de insumos para sus labores.
Otras voces adelantaron a este Diario, que al menos mil armas o pistolas de uso oficial serán adquiridas en breve para aliviar el déficit.
La suboficial involucrada, ayer cuando los rumores crecían y sonaban alarmantes, brindó en sede policial su exposición y confirmó que fue víctima del ataque de un hombre pero que no habría tenido intención de asalto y que se puso a salvo rápidamente. Y reiteró que presta servicio hace aproximadamente diez años sin su arma reglamentaria por entregarla cuando estuvo embarazada para no “desobedecer formalidades legales de la fuerza a la que pertenece”.