El caballero preguntó qué era la bebida que le había ofrecido. El mago sonriendo le dijo: Es vida. -¿Vida?
– Sí dijo el mago. ¿No te pareció amarga al principio y luego a medida que la degustabas no la encontrabas cada vez más apetecible?. El caballero asintió y los últimos sorbos resultaron deliciosos.
Eso fue cuando empezaste a aceptar lo que estabas bebiendo. La vida es buena cuando uno la acepta. Las cosas hay que aceptarlas tal como son, simplemente porque así son.
Alguna vez escuché que entender lo que sucedió nos ayuda a aceptar, por eso creo que ver y conocer lo que nos pasó en nuestra historia puede ayudarnos a comprender y aceptar nuestra vida. Pero ¿por qué creen que nos resistimos a aceptar la vida tal como viene?
La mayoría de nosotros sabe que nada de lo que ocurrió podría ser de otra forma, sin embargo queremos cambiar lo que pasó. Pensamos que si hubiésemos hecho algo diferente capaz tal vez algo de lo que sucedió no hubiera pasado y hoy nos sentiríamos mejor o estaríamos viviendo de otra forma. Aparece la culpa, el control.
Cuando un día estaba preocupada queriendo saber qué sucedería y estaba angustiada, una amiga me tomó de la mano y con mucho amor me dijo: “la vida es linda justamente por eso porque no sabemos soltar y dejar que sea, nadie sabe ni vos ni yo” y ¡cuánta razón!
Nuestra mente nos engaña diciéndonos que este presente que tenemos no es perfecto y que siempre hay algo que podría estar mejor, pero no es así. Las cosas suceden y sucedieron como son y es una locura pensar que uno podría haber hecho algo diferente. Hoy quizás sí, viendo desde esta perspectiva, pero en ese momento no pudimos.
Me gusta escuchar historias de gente mayor que ha vivido y que aprendieron de sus experiencias, la mayoría te cuenta que ahora viendo en retrospectiva su vida todo fue como debía haber sido, ahí me pregunto: ¿por qué no escuchar esos testimonios sabios y aplicarlos a nuestra vida?
Aceptar la vida tal y como viene nos garantiza paz, que justamente es lo que hoy estamos necesitando, pareciera fácil decirlo, el tema es aplicar esto en nuestro día a día cuando muchas veces vivimos en automático y no estamos atentos a lo que nos sucede y sólo reaccionamos. A mí me ayuda confiar en Dios mi creador, sé que de ahí vengo y allá voy. Es lo que me da paz.
Hoy los invito a detenernos respirar profundo, observar nuestra vida y preguntarme: ¿acepto lo que sucede o me resisto a los cambios? ¿Vivo en el pasado añorando otras épocas donde creo haberme sentido mejor? ¿Vivo culpándome por no haber hecho tal o cual cosa? Sólo respiramos sintiendo lo que aparece.
La vida es buena cuando uno la acepta, no juzga, agradece, pero para eso tenemos que estar atentos, animarnos a mirarnos, mirar a qué le tenemos miedo y poder decirlo.
Animarnos a mostrarnos vulnerables hace que aparezca alguien en nuestro camino, alguien que nos dé una mano y nos diga: ¡respira y soltá, todo está bien!