El Diego fue argentino hasta la médula. Dueño de una zurda endiablada, con un talento más allá de esta tierra, Maradona forjó su carácter en el humilde barrio de Villa Fiorito. Desde ese potrero, donde un día soñó con ser campeón de mundo con la celeste y blanca. Y lo conquistó.
Con una pelota recorrió el mundo. Sufrió las consecuencias de una maldita adicción, su gran rival, pero nunca se alejó del fútbol. Ese que lo acogió desde su debut en Primera División con la camiseta de Argentinos Juniors con apenas 15 años y que tres años lo consagró campeón mundial juvenil en Japón, dirigido por César Luis Menotti, a quien reconocía como el DT más importante en su vida.
En 1981 pasó a Boca Juniors, club de sus amores, y se consagró campeón del Metropolitano antes de pasar a Barcelona, donde se reencontró con el Flaco.
En esos años alcanzó la cumbre de su brillante carrera, tanto en Napoli de Italia como en el seleccionado mayor, con el que se coronó campeón mundial en México ‘86, siendo capitán.
El partido con Inglaterra lo transformó en leyenda para siempre. Argentina se impuso 2-1 con dos tantos propios de antología. “La Mano de Dios”, anotado con un puñetazo ante la carga del arquero Peter Shilton, y el gol de todos los tiempos, concretado con un slalom a pura habilidad desde la mitad de la cancha hasta el área mayor.
Con la camiseta argentina también jugó los Mundiales de Italia ‘90 (subcampeón) y Estados Unidos ‘94, del que marchó después del segundo partido ante Nigeria por un caso de doping. Maradona también jugó en Sevilla de España bajo la conducción de Carlos Bilardo, pero esa excursión duró muy poco.
En 1993 retornó al fútbol argentino para una breve etapa por Newell’s Old Boys de Rosario y luego volvió a Boca para ponerle fin a su carrera en 1997.
Su partido despedida fue en La Bombonera en 2001 cuando dejó una frase célebre: “La pelota no se mancha” como reconocimiento a todos los errores cometidos en su carrera.
Su obra maestra: el gol del siglo
Durante sus 21 años de carrera futbolística, Diego Armando Maradona marcó 312 goles en 588 partidos para seis equipos, Argentinos Junior, Boca Juniors, Barcelona, Nápoles, Sevilla y Newell’s Old Boys. Algunos de esos tantos son parte del imaginario colectivo, instantes que recuerdan incluso aquellos que no son amantes del fútbol.
Sus dos goles a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México 1986 son seguramente los más icónicos, pero el segundo trascendió las barreras del deporte y es considerado el gol más famoso de la historia del fútbol.
Cuatro minutos después de ‘la mano de Dios’ llegó ‘el gol del siglo’. “La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para … ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 – Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0”, lo narró