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En la literatura policial, el misterio del cuarto cerrado aparece con frecuencia. A veces para poner a prueba al lector y otras tantas para agregarle una atmósfera de tensión insostenible a la trama. En la vida real esto sucede más de lo que se cree.
La víctima, José Antonio Fernández (66), fue encontrado en el living de su domicilio, maniatado y con signos de haber sido asesinado y torturado.
La vivienda estaba cerrada con llave, no había desorden alguno y el hombre tenía 14 mil pesos en uno de sus bolsillos. Este indicio hizo que los investigadores descartaran de entrada el móvil del robo en el hecho. Comenzó a reforzarse la hipótesis de un posible ajuste de cuentas.
El horario del hallazgo fue las 15.30 del lunes. Un hermano al que no le contestaba los mensajes fue quien se topó con el cadáver.
Los pesquisas reconstruyeron los últimos pasos de Fernández. Atendió su kiosco el domingo hasta tarde y luego (hasta el momento) no se supo nada más. El crimen pudo cometerse ese mismo día.
Aún los médicos forenses no establecieron la causa fehaciente del deceso. Un reporte preliminar y que llegó en las últimas horas a manos del juez de Instrucción 3 de San Vicente, Gerardo Casco, indicó que “fue muerte violenta por causas aún no especificadas”.
Fernández presentaba puntazos en pecho, espalda y cuello. Además tenía atada alrededor del cuello una goma de uso quirúrgico que él mismo vendía como repuestos de “gomera” en su comercio. Este último elemento hace suponer a los investigadores que lo podrían haber torturado haciendo presión para causarle asfixia por ahorcadura. Solamente un reporte de autopsia podrá corroborar o descartar esta conjetura. Una lima de motosierra prácticamente le atravesaba su costado, por lo que no sería descabellado que lo remataron perforándole el corazón.
El robo que el hombre sufrió hace dos años en ese mismo domicilio no tiene vinculación con el crimen.
Fernández era separado, vivía solo y tenía cuatro hijos, uno de ellos policía de la provincia. Era considerado en la zona como buen vecino. Otro dato es que el dinero con el cual lo hallaron al parecer era de su jubilación.
No habría todavía testigos que pudieran haber visto algún sospechoso o algún vehículo extraño en la zona antes o después del homicidio. El o los autores tampoco llevaron nada de su negocio e incluso dejaron la Saveiro del jubilado en el lugar. Todos indicios que hacen presumir a los pesquisas que la víctima, conocía a sus asesinos. La Policía confía en encontrar el celular de la víctima o huellas y rastros que permitan esclarecer el hecho.