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Este 2020 fue, sin dudas, uno de los años más complejos y difícil para el mundo entero. ¿Pero qué fue lo más difícil de enfrentar para los profesionales que tienen a su cargo el tratamiento de los pacientes COVID-19 con complicaciones pues, a partir de junio, ya no se interna a los que tienen síntomas leves?
La directora del Hospital Fátima, Marta Ruiz, señaló que los primeros meses transitaron por mucha incertidumbre y miedo a lo desconocido, “el miedo a morir atravesaba tanto el equipo de salud como los pacientes, era apabullante consumir los medios de comunicación y no podíamos seguir los registros históricos para saber cómo manejarnos. A los médicos nos tocó aprender día a día junto con el resto del mundo, obviamente seguíamos las guías nacionales y provinciales. Con los meses, tomamos un poco más de confianza con la información brindada. Lo que después de tantos meses estamos más que seguros es que el distanciamiento de dos metros, el lavado de manos y el uso de barbijos reduce un montón el contagio”.
Según admitió, “lo más duro fue enfrentar el miedo de contagiar a nuestra familia y que tengan una mala evolución”. Recordó que al principio, el personal de salud sintió cierta discriminación, producto de la desinformación, “pero después los vecinos se solidarizaron con nosotros, se entendió la función del hospital, que podían asistir porque la guardia general sigue las 24 horas al servicio de las personas”.
Contención de salud mental
El equipo de salud recibe la contención y seguimiento de un equipo de salud mental, “es un espacio de escucha y comunicación preparado para nuestro personal” y según indicó la médica “también atiende y contiene a los familiares de los pacientes con COVID-19 y, en estos últimos días, es clave porque comenzamos a implementar el protocolo de visita de un familiar al paciente en sus últimos días”.
Este equipo de salud mental es el encargado de hacer la primera entrevista al familiar que hará de acompañante pues reúne las características para poder ingresar (no ser persona de riesgo, tener entre 18 y 60 años, no estar embarazada y que entienda que estará bajo supervisión y con un protocolo estricto que, de romperse, tiene consecuencias pues deberá aislarse). “Es necesario explicar al paciente qué verá y cómo encontrará a su familiar internado”, señaló.
“Veníamos muy golpeados anímicamente”
Tal como contó PRIMERA EDICIÓN hace dos semanas, el 20 de noviembre fue dado de alta del Fátima el primer paciente que se recuperó del COVID y volvió a su casa después de 15 días de estar en terapia con respirador.
El caso de Juan, de 65 años, impactó mucho en el equipo de salud “veníamos muy golpeados, muy shockeados, acabábamos de sufrir varias muertes, entre ellas la del joven de 35 años que era mi sobrino… él tenía una patología de base autoinmune, hicimos todo lo posible y la peleamos 17 días, fue un golpe terrible para mí y para todos”, confió.
Para la médica, el trabajo durante la pandemia “nos unió como equipo, nos ayudó a despojarnos de las mezquindades y a consensuar criterios, creo que eso nos permitió tener buenos resultados”.