Minutos antes de que se iniciara el debate oral y público por “homicidio culposo” a Sebastián Seredisky (28), oficial subayudante de la Comisaría 8ª UR-X de la Policía de Misiones, una psiquiatra presentó ante el Juzgado Correccional y de Menores 2, a cargo de César Raúl Jiménez, un certificado clínico en el que indicaba que el acusado no podía cumplir con la obligación judicial por presentar un cuadro de pánico y ansiedad que lo obligaban a hacer reposo y tomar medicación.
“Certifico que el paciente presenta episodios de pánico, alteraciones del ritmo de sueño, inestabilidad anímica y emocional, llanto y angustia, que requieren de un abordaje farmacológico y psicológico diario (…) Dicha sintomatología surge del contexto de su situación judicial actual ya que corre riesgo de pérdida de su actividad laboral, no habiendo terceros involucrados”.
El certificado fue firmado por la psiquiatra Noelia Maldonado (matrícula M05234).
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, la suspensión del debate se produjo de inmediato las partes restantes fueron notificadas de la presentación del documento firmado que prescribe como parte del tratamiento con un ansiolítico y un antidepresivo de marcas conocidas, además de remarcar que reciba acompañamiento familiar ante “pauta de alarma”.
Más de seis años
A seis años y dos meses del trágico despiste y colisión en la avenida Roque Pérez de esta capital que le costó la vida Cristian Troncoso Guidek (34), también efectivo de la Policía de Misiones, a partir de las 9 debía ser juzgado el conductor del automóvil del impacto, Sebastián Seredisky, ante el juez Correccional y de Menores 2, César Raúl Jiménez y la acusación estará representada por la fiscal María Laura Álvarez.
Seredisky está acusado de “homicidio culposo” y de acuerdo al Código Penal la sanción máxima que le correspondería por este delito sería de seis años de prisión.
De acuerdo a la elevación a juicio de la causa, que instruyó el juez Ricardo Walter Balor, a las 4.30 del jueves 9 de octubre de 2014, Seredisky perdió el control del automóvil que conducía “a una velocidad no menor a 102,70 kilómetros por hora” sobre la avenida que sólo le permitía una máxima de 60 kilómetros por hora.
Según los peritos, el despiste, impacto y vuelco se produjo luego de cruzar un baden del carril este-oeste de la avenida Roque Pérez, cruzando la calle Troazzi y finalizó sobre el bulevar después de los choques múltiples y tumbos de casi 70 metros de trayectoria. Para sumar gravedad a la responsabilidad del conductor, el resultado de análisis de alcohol en sangre a Seredisky le dio más de lo permitido por la ley, 1,10 gramos de alcohol por litro de sangre, cuando el máximo es de 0,5.
Según el auto de elevación a debate, Seredisky “en un momento dado pierde el control del rodado a raíz del badén de la calle Troazzi y la avenida en cuestión, y sale descontrolado hacia el cordón norte de la plazoleta, impactando contra un primer árbol el cual derriba y hace que el vehículo inercialmente se eleve generando media vuelta campana, motivando otro impacto contra un segundo árbol ubicado en la plazoleta, impacto producido en la parte superior de la puerta izquierda y el techo, no así del zócalo, quedando en posición final invertida con su frente orientado al cardinal oeste y al sur de este último árbol. Producto del accidente pierde la vida en forma instantánea Cristian Troncoso que viajaba como acompañante”.
Las lesiones constatadas fueron: “Politraumatismo grave por accidente de tránsito, con traumatismo encéfalo craneal con pérdida de huesos y sustancia del lado izquierdo, múltiples excoriaciones y hematomas en miembros superiores y tórax”.
Reacción
La fiscal María Laura Álvarez, tras la suspensión del juicio oral, adelantó que solicitará una junta médica inmediata al cuerpo médico forense del Superior Tribunal de Justicia para que el imputado sea analizado y compruebe o rechace su estado de salud.
Otras voces indicaron a este medio que el miércoles, a menos de 24 horas que se inicie la audiencia de debate, la defensa particular de Seredisky solicitó un acuerdo de suspensión por juicio abreviado, pero la magistrada se habría negado a una pena mínima o directamente a evitar el juzgamiento como estaba pautado ante los agravantes y circunstancias de los sucedido, entre ellos la velocidad con que conducía el imputado y su estado de alcohol en sangre al momento del trágico siniestro.