Cualquier misionero esperanzado en pagar menos las mercaderías a partir de una rebaja impositiva; de poder exportar sin la enorme presión fiscal nacional; o la posible generación de empleo con la radicación de empresas en un “Polo Aduanero”, hoy se debe sentir muy defraudado con el veto del presidente Alberto Fernández al artículo que lo facultaba a crear Áreas Aduaneras Especiales. En especial por los argumentos utilizados para mostrar que las asimetrías fronterizas no son un problema federal.
Lo que ha hecho el Presidente de la Nación, a los pocos días de haber pasado por Misiones y respaldado el pedido de Gobierno y Cámaras empresarias misioneras para conseguir ese anhelado régimen diferencial impositivo, no tiene una lógica explicación.
Además de una falsa promesa, un incumplimiento a la palabra (aunque suene utópico relacionar ese compromiso con la figura de un político argentino), el veto refleja que hay dos Fernández: uno el que visita las provincias con falsas esperanzas y otro que firma en la Casa Rosada.
Quizás haya que terminar de entender que el mandatario nacional no gobierna sino que lo hacen los ministros que acaban de hacerle firmar la observación al artículo de referencia en la ley de presupuesto.Y con esa acción, enterrar nuevamente las expectativas de miles de misioneros.
En cualquiera de las dos circunstancias, el perjuicio para Misiones es el mismo, sin importar pertenencias políticas. Hasta hoy, salvo que aparezca un Decreto de Necesidad y Urgencia, la ley que permitía la creación de un sistema impositivo diferencial fue vetada. Y una insistencia legislativa requeriría de dos tercios de votos que será muy dificultoso cosechar.
En consecuencia, tampoco habrá rebaja impositiva, esa tan soñada y puesta en el centro de la escena política y económica de la provincia. No habrá incentivos para la radicación de empresas que generen mayor cantidad de empleo.
Hay excusas en el decreto de veto que eran previsibles pero, por el supuesto entendimiento entre Nación y Misiones en materia política, se pensaban superadas al escuchar de boca del propio Alberto Fernández su apoyo a un régimen impositivo diferenciado, dado en conferencia de prensa cuando se estaba por firmar el dictamen de la mayoría.
El Presidente dice en su veto: “La creación de zonas francas y áreas aduaneras especiales en gran parte del territorio argentino no resulta aconsejable en tanto significa una inestimable caída de la recaudación dada la consecuente merma de las transacciones comerciales, las producciones locales y el consiguiente impacto desigual en las economías regionales”. ¿Cómo se cuenta entonces el impacto negativo de las asimetrías internas y externas en la zona de frontera que solamente Misiones tiene con Brasil y Paraguay? ¿Existen impactos selectivos?
Vale preguntarle al Gabinete nacional si no conocen las “lojas francas” o zonas libres de impuestos que tiene Brasil cuando fundamentaron que “la habilitación de tales espacios (por las zonas francas) podría generar el incumplimiento de los compromisos asumidos en el orden internacional, en particular en el ámbito del MERCOSUR”.
Temor o incomunicación
Ministros provinciales misioneros se comunicaron constantemente, desde la sanción de la ley de presupuesto, con funcionarios nacionales para ver cómo seguía el decreto que establecía a Misiones como Área Aduanera Especial.
De hecho ayer el ministro de Hacienda, Adolfo Safrán, contó en la FM 89.3 Santa María de las Misiones (la radio de PRIMERA EDICIÓN) que remitieron un proyecto borrador de reglamentación de la que sería el Área Aduanera Especial misionera, con énfasis en conseguir que los productos que ingresen a Misiones, lo hagan libres de impuestos nacionales con el “Polo Aduanero”.
“Estamos en plenas tratativas con funcionarios nacionales. Hemos trabajado en el proyecto de decreto que se ha hecho llegar a los funcionarios de la Nación. Somos respetuosos de los tiempos de esos funcionarios, de sus obligaciones y responsabilidades. Pero estamos insistiendo para conseguir que en este trayecto que nos queda pueda verse materializado”, dijo Safrán sin saber que casi 12 horas antes el presidente Alberto Fernández había hecho naufragar el “sueño misionero”.
Pero el titular de Hacienda no fue el único. En distintos estamentos, no sabían ayer del “bochazo” albertista a una ley que -como hacía muchos años- los misioneros no estaban tan atentos a su tratamiento legislativo.
En la Casa Rosada hubo temor de informar a la Rosadita misionera que no avanzaría el Área impositiva diferenciada o las comunicaciones no fueron lo suficientemente claras en ninguna parte del largo proceso que implicó llegar hasta la sanción de la ley nacional de presupuesto.
La jugada de Massa
El Gobierno nacional necesitaba de cada voto propio y de los aliados (como la renovación “misionerista”) para aprobar el presupuesto 2021 remitido por Fernández al Congreso para su tratamiento.
Poco antes de la votación en comisión como en el recinto, Sergio Massa (presidente de la Cámara de Diputados de la Nación) estuvo en Misiones para reunir a legisladores oficialistas y opositores para encolumnarlos detrás del original “Polo Aduanero” misionero. Hubo fotos mostrando el consenso de todos los sectores políticos enrolados detrás de conseguir esa mirada especial, de federalismo para esta pequeña porción de territorio castigada por las asimetrías de frontera.
Cuando los gobernadores de Chaco y Formosa (hoy los supuestos aliados de Misiones en el Norte Grande) levantaron su voz contra la exclusividad que iba a tener la tierra colorada, fue Massa en persona quien negoció con Capitanich, con Insfrán, con el diputado Carlos Heller (presidente de la comisión de Presupuesto en diputados) el texto que delegaba en el Ejecutivo federal la creación de Áreas Aduaneras Especiales.
Hasta en esa decisión Misiones cedió beneficios a favor de otras jurisdicciones.
Sergio Massa se mostró en todo momento como un aliado. Sin embargo, con el tiempo, es notable ver que cada paso dado fue una jugada política para no bajar las esperanzas misioneras y, con ellas, los votos de apoyo de los tres diputados nacionales renovadores al presupuesto. En síntesis, fue conveniencia.
Porque también es inexplicable dar un marco de racionalidad al presunto “cortocircuito” entre Massa y la Casa Rosada, al momento de sancionar una ley.
Todos saben de la afinidad de Fernández con Massa, por lo tanto todo lo que el Presidente expresó en el veto al artículo 123 de Áreas Aduaneras Especiales, el titular de la Cámara baja lo debió haber conocido de antemano. Incluso cuando se analizaba el dictamen, ya que el ministro Martín Guzmán (Economía) con Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) seguían el día a día del tratamiento legislativo.
Al parecer, Massa se mostró un aliado del oficialismo misionero por la necesidad de cumplir con su verdadero socio político al tener que cumplir con la sanción del presupuesto.