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A la luz de las informaciones surgidas ayer de fuentes del sector, queda por efectuarse un ajuste impositivo que impactaría en los surtidores al final de la primera quincena de enero.
En este sentido el decreto 965 publicado por el Gobierno a principios de este mes informa que “toda otra actualización se suspende hasta el 15 de enero de 2021”. Es así que se anticipa un nuevo golpe al bolsillo de los automovilistas.
Desde CECHA, la confederación que integra a los empresarios de la venta de combustibles en el país, su gerente general, Guillermo Lego, dijo que “el ajuste impositivo (actual) sólo tomo el saldo del segundo trimestre. Falta aún el ajuste del tercer trimestre y además, como está aumentando el crudo, las petroleras seguramente requerirán que puedan ajustar todavía algo más”.
“En síntesis, queda aún un nuevo ajuste. El gobierno decidirá si hacerlo a fin de año o dejar esto para principio de enero. Es, nuevamente, una decisión política”, añadió.
Las sensaciones tras el nuevo incremento de ayer van en todos los extremos en cada una de las partes implicadas. De más estaría hablar del malestar del consumidor, atribulado por un año en el que los aumentos de precios no tuvieron casi pausa, al igual que el desgaste de los salarios.
En las estaciones de servicio, en tanto, prevalece la intranquilidad frente a la demanda con los nuevos precios. El nuevo incremento es interpretado como un factor en contra de cualquier eventual recuperación en las ventas.
A propósito, Lego explicó que “la demanda no supera el 67 por ciento del consumo del año pasado. Y los aumentos juegan en contra. No permiten levantar un promedio como tampoco las restricciones que se pueden dar si hay nuevos rebrotes”.
Sigue siendo llamativa la distancia entre el discurso del Gobierno y lo que se ve en lo cotidiano.