La Navidad es nuestra niñez en la casa de los abuelos, la familia reunida, todos hablando al mismo tiempo, los chicos ideando el plan perfecto para descubrir a Papá Noel justo cuando está colocando los regalos. Es la comida deliciosa de la abuela, la entrada especial de la tía, los postres y pan dulces imposibles de dejar de probar.
Pero Navidad es mucho más que eso, algo en el aire se siente diferente, parece que todo brilla y no sé si es sólo por las luces del árbol, pero es como si las esperanzas se renovaran y sentimos que lo más lindo está por llegar.
Es el cumpleaños de Jesús y Él nos recuerda que todo renace, que el amor nunca muere, nos enseña a acercarnos, volver a conocernos dándonos y dando una nueva oportunidad, ver al otro desde el amor, es increíble lo que puede lograr un poco de amor.
Para muchos esta fecha es triste porque ya no están sus personas queridas y entonces la nostalgia de la casa llena de gente, de los seres especiales que ya partieron, empaña la alegría de la Navidad y una tristeza grande se apodera de ellos, ¿pero saben algo? Somos nosotros los que hacemos que la Navidad sea un día especial y podemos de alguna manera hacer que ese día sea un encuentro con los que ya partieron.
Podemos recordarlos diciendo las mismas palabras que decían en el brindis o preparando esa comida especial que solían hacer, poner un objeto que nos traiga su recuerdo en la mesa, rezar una oración especial por ellos que desde el cielo nos cuidan. El amor no tiene fronteras, no conoce de separaciones, cuando dos almas se tocaron nunca lo olvidan y aunque no estén en el mismo lugar, siempre estarán juntas.
A veces los padres se separan y los hijos en Navidad no están con alguno de ellos porque ese día “le tocó al otro”, podemos entristecer porque Navidad son los niños, sus risas, sus juegos, compartir con ellos viéndolos felices convertidos en adolescentes y ante esta ausencia podemos sentirnos tristes, vacíos o podemos festejar con ellos una Navidad diferente, “la merienda de Navidad” por ejemplo.
Lo lindo de estas fechas es que todo puede ocurrir, por lo que no hay reglas de como festejar ese día, cada familia puede hallar su manera lo único importante es sentir que estamos juntos sin importar distancias o dimensiones, que lo que nos une es tan fuerte que puede cambiar la forma pero nunca la esencia.
La Navidad es una invitación a ser felices, a abrir una puerta a nuestros sueños, a dejar atrás el dolor, a perdonar y perdonarnos, a darnos una nueva oportunidad, a amar y mirar a nuestro niño interior con el amor que Jesús nos mira todos los días.
El desafío es entender que lo único que mantenemos siempre es lo que damos y cuanto más damos más recibimos, que la vida está hecha de momentos y no importa cuán difícil puedan ser las épocas, nosotros podemos darle nuestro toque especial, lo que haga que ese momento sea único.