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Los oleros hacen un gran esfuerzo para producir ladrillos de buena calidad en Misiones, sin embargo no ven ganancias.
Es que si bien durante la pandemia registraron una demanda récord, con rindes que alcanzaron hasta el 50%, en estas fechas la rentabilidad apenas alcanza el 20%. Asimismo, las ventas se redujeron hasta un 60% con respecto a los volúmenes registrados en los meses de la cuarentena del COVID-19.
La representante de la Cooperativa de trabajo de Ladrilleros Unidos “Nuestra Señora de Itatí”, Zunilda Recalde, manifestó a PRIMERA EDICIÓN que las ganancias se redujeron considerablemente.
“La mayoría tiene ayuda con el tema de la leña o la tierra, entonces cuando alguno recibe algo así, venden a menor precio porque no cuentan esos insumos como costos. Empiezan a vender más barato que aquel que tiene que pagar 3 mil pesos la hora de máquina para que le saquen la tierra, o que aquel que compra leña. Estos últimos no pueden vender más barato porque no pueden competir con los otros oleros que venden a menor precio”, detalló. Y expresó que “el olero nunca compite con otro olero para mejorar, sino para bajar el precio”.
Por todo esto, no descartó que una posibilidad para evitar estas diferencias en los precios sea la regulación de los valores.
“Lo que ellos no entienden es que si recibís gratis algunos insumos y no los contás en los gastos, llegará un momento en el que tendrán que pagarlos otra vez, cuando pueden vender siempre al mismo precio e invertir, comprar más herramientas o aserrín”, observó.
Detalló que “mil ladrillos comunes desde el horno están entre 12 y 15 mil pesos, pero se escucha que algunos venden a 8.000 y 8.500 pesos”.
“De mil ladrillos hay algunos que ganan 500 pesos, tampoco te cuentan los costos de la mano de obra, porque por ahí le ayudan los hijos o las mujeres, pero eso es un trabajo igual”, sentenció.
A todo esto, la vocera de la cooperativa olera ubicada en el barrio El Porvenir II de Posadas apuntó que “si tenían todo diciembre cubierto con pedidos, la demanda no es tanta como antes”.
“Cuando se vendía muy bien el olero ganaba un 50%, pero ahora estarán ganando un 20%. La demanda cayó, el ladrillo cerámico tenemos todo vendido, aunque para el común la venta habrá bajado un 60%”, precisó la vocera.
Aunque apreció que esto se debe principalmente a que en la temporada de verano se reduce la demanda.
“El boom de ventas fue al principio de la pandemia. Fue increíble como se vendió muchísimo, se vendía muy bien, ganaban lo que tenían que ganar. Hay oleros que trabajan en la producción de ladrillos cerámicos y otros para los artesanales, no es la misma venta de meses atrás pero sí se venden. Actualmente hay 15 socios activos de los 30 que somos en total”, comentó Recalde.
Lo más pedido
La representante de la cooperativa de ladrilleros manifestó además que “lo que más se compran son los ladrillos artesanales comunes”. Y dijo que “generalmente piden los amarillos que son para hacer parrillas o quinchos”.
Actualmente, en la entidad el ladrillo hueco con flete cuesta $32 y sin flete $30; mientras que el artesanal vale $12 desde el horno y $14 puesto en obra. En tanto el ladrillo a la vista, que es de otra calidad, se vende de $15 a $17 de acuerdo al tamaño.
Indicó que “la mayoría de los pedidos son para obras privadas” de Posadas y que se vendió mucho cuando la gente cobró el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia).
“Las familias del Porvenir II cobraban esa plata y se iban a comprar ladrillos para mejorar su vivienda. Durante tres o cuatro meses recibimos pagos por adelantado”, reveló.
En este contexto, Recalde afirmó que “hoy en día es rentable la olería en Misiones”.
“En un relevamiento que hicimos con el Ministerio de Industria de Misiones contabilizamos unas 800 unidades productivas de olería en 34 municipios. Podríamos decir que se duplicó la cantidad de familias productoras que se dedican a esta actividad”, remarcó.