Sin lugar a dudas este año generó una dosis extra de adrenalina. Hoy sabemos que el estrés es bueno y saludable, ya que nos permite sentir, crear, vivir con plenitud, pero ¿qué sucede con la mayoría de nosotros? Tenemos un exceso adrenérgico y es así que pasamos a un nivel de distrés por no tener equilibrio, por no buscar períodos de descanso.
El dolor social, el dolor personal que vivimos nos mantuvo en un constante estado de tensión, por la gran incertidumbre y por nuestra percepción hacia lo que origina la enfermedad y determina que algo puede ser pasajero o mortal.
Pero es espectacular saber que hoy podemos contar con diferentes técnicas para revalorizar nuestro potencial ante la adversidad.
Si estamos en continuo estado de alarma hacemos todo de manera automática, muchas veces nos paralizamos, pero podemos lograr parar un poquito varias veces al día para bajar del estado adrenérgico y las hormonas logran regularse disminuyendo la tensión física y mental.
Esa toma de tiempo nos reacomoda y nos genera el toque de creatividad para arrancar nuevamente.
Aprender a respirar, a estar en silencio, a comunicarnos con asertividad, así de sencillo es lograr un estado de plenitud.
Para mi fue muy difícil aceptar lo que tantas veces había estudiado y comprobado. Pasaron libros, películas, testimonios, pero nunca lo internalizaba y hacía realidad en mi diario vivir.
Por eso entiendo que cada persona tiene su momento para lograr el cambio, pero qué bueno es tener esta tradición de creer en: “Año nuevo vida nueva”. Con este artículo quiero un poquito más ayudar a revalorizar lo simple en nuestro estilo de vida y generar esa esperanza que dicta el dicho.
El saber que somos seres que a diario podemos elegir qué hacer con nuestra vida pese a que parezca que no podemos parar, sí se puede. De a poquito lograr estar una hora sin ver el celular y mirar a los ojos a las personas que me rodean, fijando mi atención en algo positivo que hagan y mencionarlo con sinceridad es una de mis técnicas positivas para no sacar mi frustración, mi ira en forma negativa que me daña a mi y a los que me rodean.
Las relaciones interpersonales pueden ser muy difíciles a veces y al final del día luché tanto que llego agotada, entonces aprendí a parar unos segundos, buscar a mi alrededor algo y agradecerlo.
Valorar lo que tengo y agradecer
Enfocarme en que tengo una vida que disfrutar simplemente parando, respirando, lograr sentir cómo cada músculo de mi cuerpo se distiende, yo lo hago siendo consciente del aire que ingresa y llega a mis miembros inferiores, aflojándome desde los dedos de los pies (jaja) Como nos enseña Paula Vogel en sus notas de esta revista. Es impresionante darme cuenta cómo está tenso el cuerpo, regalarme 10 minutos dos veces al día esté donde esté.
Cuento esto como experiencia personal porque creo que muchos podrán sentirse identificados con mucha información recibida y guardada, pero no puesta en práctica como me pasó.
Cada uno puede saber pero no decidir y tal vez hoy sea el día. Hoy sé que quiero vivir y estar bien, entonces busco todo lo que alguna vez leí o escuché y lo pongo en práctica porque la salud y el bienestar son mi responsabilidad. Nuestro mayor motivo de envejecimiento y deterioro celular es el estrés mal manejado.
Ninguna enfermedad está exenta de mejorar o empeorar sin el manejo del estado anímico, saber y tener en claro este concepto nos acerca un poquito más al bienestar pleno.
La Neurociencia nos permite tener la certeza que la buena vida empieza cuando yo lo decido. No más victimización, no más “no puedo”, no más “ya pasó mi tren”.A cualquier edad, en todo momento, comienzo con elegir qué pienso, a dónde quiero llegar y cómo lo haré. Qué acción tomaré, planifico pasos cortitos, medianos y largos, y actúo en consecuencia.
Que tu 2021 esté lleno de salud y bienestar eligiendo ante todo ¡qué pensar! Brindo por nuestra sabia elección del día a día. Pensar con positividad nos lleva a disfrutar.
Podemos lograr parar un poquito varias veces al día para bajar del estado adrenérgico y las hormonas logran regularse disminuyendo la tensión física y mental.