Algunas personas sienten que necesitan motivación externa. Motivación que provenga de otras fuentes que no sean ellos mismos. Esto es muy común en épocas de crisis. Entonces van detrás de ese permiso exterior que los habilite a hacer lo que desean. En realidad, quien actúa de ese modo ha confundido motivación con autorización. Podemos no estar autorizados para hacer algo y aun así estar motivados pero sin motivación no seremos capaces de ir detrás de nuestros sueños, incluso en tiempos difíciles como el que nos ha tocado vivir este año.
Quien necesita que la motivación venga de afuera probablemente ha perdido su fuego interno, que no es otra cosa que la capacidad innata que tenemos todos los seres humanos de automotivarnos. El inconveniente es que cuando la motivación externa no llega por lo general, aparece la frustración acompañada de resignación que nos hace decir frases como: “no será mi momento”; “no es para mí”; “a lo mejor salí ganando”.
La motivación siempre debe venir de adentro hacia afuera entonces cuando otros no nos animen como esperamos, cuando no escuchemos palabras de aliento y apoyo no abandonaremos nuestros proyectos. Actualmente, una gran cantidad de gente paga para recibir una palabra de motivación, de fuerza, de afirmación. Esto está bien, pero es mucho mejor recurrir a la fuente de motivación inagotable.
Dicha fuente no está en los demás sino dentro de cada uno de nosotros. ¿Cuánto hace que no te felicitás a vos mismo? ¿Que no te hablás palabras inspiradoras que te levanten y te sostengan en los peores momentos? Lo maravilloso es que cuando desarrollamos el hábito de motivarnos a nosotros mismos, nos volvemos capaces de motivar a quienes están cerca. Nos convertimos en hombres y mujeres de inspiración.
¿Qué significa que estoy motivado internamente?
Significa que sé con certeza qué es lo que deseo lograr y acciono para que eso se convierta en realidad. Quien enciende la motivación en su interior “sintoniza” con lo que anhela su corazón y con su propósito de vida, es decir, el “para qué estoy aquí”.
¿Y cómo hago para motivarme?
Felicitándome toda vez que tenga un logro, que crezca, que avance. Reconociendo lo que hago bien. Esto es importante porque muchos acostumbran concentrarse sólo en sus equivocaciones. Motivarse no significa ignorar nuestros puntos débiles sino conocernos en nuestra totalidad, pero escoger concentrarnos en lo positivo.
Cuando tenemos la costumbre de automotivarnos a diario nos resulta más fácil superar cualquier obstáculo y aunque no estemos exentos del desánimo como todo el mundo, la motivación que nace de nuestro ser interior nos permitirá levantarnos rápidamente porque dejamos de depender de las circunstancias que nos rodean y sobre todo, de la opinión de los demás.
Una persona sin motivación interna corre el riesgo de dirigirse hacia atrás, pero alguien que se motiva a sí mismo sólo se mueve hacia adelante porque sabe que pase lo que pase llegará a destino y que es capaz de mover montañas.