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A pesar del contexto adverso por la pandemia, ninguno de los cuarteles de Bomberos Voluntarios de Misiones detuvo su trabajo solidario y ante una curva de contagios que se acrecienta, los cuidados se extreman para no verse obligados a poner sus hombres en cuarentena justamente durante una alerta de riesgo extremo por incendios.
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Waldemar Laumann
Federación Bomberos
Voluntarios
El tema es de preocupación para el presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios de Misiones, Waldemar Laumann, para quien “sería muy grave tener que cerrar un cuartel ya que dejaría vulnerable a cualquier ciudad”.
Si bien se cerró un año crítico, para Laumann lo más complejo en cuanto a contagios y llamados a las estaciones de bomberos para atender siniestros, “recién está comenzando”.
Si hubiera un caso de COVID-19 en alguno de los cuarteles ¿qué alternativas de contingencia existen?
Se reemplazarían por los voluntarios de la comunidad más cercana, pero si los focos se disparan a causa de la falta de la toma de conciencia de la gente para prender fuego, la situación se volvería realmente muy crítica. Estamos preservando a nuestros hombres.
Cuando comenzó, la pandemia se convirtió en un desafío muy grande para todos. En nuestro caso debimos hacer una bajada de línea muy importante ya que nuestros voluntarios querían ir al frente para ayudar a combatir el COVID-19, el cual veíamos a nivel mundial, no era nada fácil de controlar.
Costó que muchos entiendan que nosotros éramos de tercera línea. La primera, por lógica es Salud Pública y la segunda las fuerzas de seguridad. Y nosotros atrás en el apoyo. Ello responde sin duda a una lógica estratégica porque si hoy tenemos que cerrar un cuartel para ponerlo en cuarentena podría dejar en zozobra a toda una comunidad y nada menos que en medio de una alerta máxima por incendios.
En tiempos normales solíamos tener entre 5 y 6 salidas y hoy tenemos entre 8 y 9 diarias, eso lleva a un agotamiento del personal que hace esta tarea de forma voluntaria, la mayoría tiene su trabajo para poder vivir y sale a apagar los incendios sin cobrar un solo peso.
¿La tarea se agravó por la pandemia?
En realidad, complicó; sin embargo, desde hace tres años venimos percibiendo que tenemos veranos muy complicados a causa de la sequía con el agravante de la faltante del recurso fundamental para nuestra labor que es la necesidad de agua en muchas zonas.
Eso dificulta la tarea, podemos tener hermosos equipos para luchar contra los incendios y toda la mejor preparación posible, pero si no tenemos agua todo es inútil. En los últimos meses, donde se registraron focos muy importantes, pudimos no obstante estar preparados, como por ejemplo contar con autobombas con mayor capacidad de agua.
¿Cuál ha sido la mayor dificultad en todo este contexto?
A la crisis que arrastró consigo el COVID-19 se empezó a empeorar en los últimos meses con las intensas sequías y focos de incendios de norte a sur. Hasta ahora estamos padeciendo porque las lluvias que hemos tenido fueron un alivio temporario en una temporada que ya sabíamos no va a ser nada fácil.
De nuestra parte seguimos trabajando en nuestro sistema de capacitación a nivel provincial vía Zoom ya que por ahora nos es imposible darlas cara a cara.
Los recursos técnicos y tecnológicos, ¿fueron un tropiezo a la hora mudar el sistema hacia la virtualidad?
Implicó un cambio muy grande. Fue un desafío importante que lo fuimos superando y en la actualidad todos nos estamos capacitando de esa manera. Sin embargo, entre los objetivos para el 2021 nos proponemos reducir los cupos de asistentes, pero llevar al brigadista al campo. Hay cosas que desde una computadora no se pueden transmitir.
El Sistema Nacional de Bomberos nos está proporcionando actualizaciones de ese modo también y en verdad nos tuvo muy complicados al principio.
¿Hay faltante de recursos para solventar gastos de movilidad y equipamiento?
Realmente nada es gratis, ni siquiera el combustible para atender los servicios. Eso nos llevó a rediseñar nuestra ingeniería de trabajo y en ese sentido es obligatorio destacar que muchos municipios están brindando ayuda a los cuarteles, lo cual es digno de destacar ya que es entender que pertenecemos a las comunidades y respondemos a ellas cuando nos llaman. El personal del cuerpo activo se siente reconocido y acompañado en estos casos. Ojalá que se replique.