El final de la convertibilidad se escribió en forma de Ley de Emergencia Pública a la que la Cámara de Diputados dio media sanción durante la madrugada del 5 al 6 de enero de 2002, con el fin de cederle facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo para decretar un nuevo tipo de cambio y una amplia reforma de las reglas económicas del país.
El Partido Justicialista, el radicalismo y parte del Frepaso votaron favorablemente el proyecto que disponía la devaluación del peso, la reestructuración de gran parte de los créditos bancarios en dólares y la continuidad del “corralito” a los depósitos. Asimismo, cedía el poder al entonces presidente Eduardo Duhalde para establecer un sistema de control de precios y de tarifas, entre otras medidas.
La incertidumbre sobre el impacto que generaría en la sociedad la depreciación de la moneda provocó demoras y cambios de último momento en el proyecto oficial.
Durante la mañana del 6 de enero, el Senado completó el trámite con la sanción definitiva de la ley que convirtió en la historia la paridad 1 a 1 entre el peso y el dólar, la regla básica de la economía argentina de los once años anteriores.