Hoy se cumplen 15 años de la partida de “Fernandito” de este mundo, aunque sigue presente en la memoria de los posadeños. Fue un personaje popular en las calles de la capital provincial, conocido y apreciado por muchos.
La mayoría de los habitantes lo recuerdan saludando a funcionarios y autoridades de distintos organismos y en casi todos los actos públicos o políticos también estaba presente. O hasta ocupando una banca durante las sesiones del Concejo Deliberante posadeño, durante los minutos de receso.
Fernando Antonio Pereyra falleció el 6 de enero de 2010, a los 31años, en el hospital Pedro Baliña, donde se encontraba internado con un cuadro respiratorio infeccioso.
El cuerpo estuvo en la morgue de ese lugar durante dos días, sin que ningún familiar se acercara a buscarlo.
Por ese motivo, un entrenador de una escuelita de fútbol, Cristian Cañete, se hizo cargo para que sus restos fueran velados en la capilla Santa Rosa.
Placa recordatoria
Ocho meses después del fallecimiento de Fernandito se colocó una placa recordatoria sobre la tumba “desnuda” que lo alberga en el cementerio la Piedad.
La iniciativa fue de Margarita Schulz, una ciudadana que sintió la necesidad de hacer algo por Fernandito después de enterarse de que descansaba apenas bajo un montón de tierra, sin que nadie se ocupara de él.
El Concejo Deliberante, en junio de ese 2010, aprobó la exención del 100% de las tasas de cementerio al responsable de la tumba, Cristian Cañete, el entrenador de la escuelita de fútbol que reclamó por sus restos.