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El grano es el principal integrante de la dieta de los “feedlots” y de los tambos, dentro de la producción ganadera. Por ello el incremento en su valor ha encarecido los costos de producción tanto en la carne como en la leche.
Además, hace unos días se generó un foco de conflicto, cuando los productores realizaron un paro, protestando por la decisión del Gobierno nacional de restringir las exportaciones del maíz habilitando una hendija de apenas 30.000 toneladas diarias que no alcanzó para desactivar los reclamos.
Por ello, el pasado martes, el Ejecutivo dio marcha atrás y eliminó la opción del cupo a la comercialización extranjera.
Precios hacia arriba
Cabe recordar que a nivel nacional, en los últimos años, el maíz ha crecido en su protagonismo en la economía. Además de ganar peso en la balanza exportadora, su participación se ha vuelto clave en la producción de alimentos sensibles, como la carne (vacuna, pollo y cerdo) y la leche.
La intensificación de los modelos de producción, cada vez con menos incidencia de las pasturas, hacen del cereal una materia clave para su elaboración. Sin embargo, la fuerte suba que registró el maíz durante el 2020, y en lo que va del primer mes del 2021, golpeó de lleno en los costos de producción de los ganaderos y de los productores de leche.
El año pasado el maíz casi duplicó su valor en pesos en el mercado interno. Había arrancado el año en 8.340 pesos la tonelada y cotizó en diciembre unos $16.400, lo que equivale a un incremento del 94%, sin descontar la inflación.
Por otro lado, se debe considerar que la producción nacional de carne (pollo, vacuna y porcina) y de leche demandó 12,4 millones de toneladas de maíz, el equivalente al 75% del consumo interno, que incluye, además, molienda seca (panificados), etano y semillas.
Así, en relación a estas problemáticas Raúl Vogel, productor ganadero y secretario de la Asociación de Libertador General San Martín, comentó a PRIMERA EDICIÓN que “para el tema de engorde de novillo y terminación incide mucho porque el precio del maíz prácticamente no tiene rentabilidad hoy en día, en la transformación de lo que es grano en carnes. Para un lote de animales si se le da de comer el maíz en granos con el suplemento, como se hace, directamente no se gana nada”.
“No vale la pena engordar, porque tampoco se puede aumentar la carne a medida que suben los precios”, analizó y añadió que “en todo lo que es la producción de alimentos el maíz es una base, pero tampoco el productor puede poner precios, a veces la carne queda por debajo del costo de producción”.
Al mismo tiempo señaló que “en nuestra agropecuaria también vendemos maíz al consumidor minorista, al que hace pollo, cerdo, y cada dos semanas aumenta el precio del maíz. Esta semana aumentó lo que es el alimento balanceado. Todo aumenta porque está relacionado”.
Al ser consultado sobre el nivel de circulación del producto, Vogel relató que “hasta el momento no hay escasez de maíz, trabajamos con gente que trae de Salta, Chaco, pero hay que hacer la cadena de pedido, porque cuando eso se retrasa se corre el riesgo de perder el producto”.
“Hay maíz pero el tema principal es el valor, ahora se está hablando que se vende afuera a precio dólar entonces al exportador le conviene vender afuera a los productores grandes y no a nosotros. Ahí se nos complica, porque al aumentar el precio del maíz a ese nivel, obviamente que nosotros con la inflación que hay siempre vamos a quedar mal parados”, criticó.
Commodity
Por su parte, el asesor y ganadero de la Zona Centro, César Hugo Berg, remarcó a este Diario que “lo que ocurre es que el maíz al igual que la carne es un commodity, no es un producto corriente con lo cual las situaciones que uno tiene que manejar, tanto macro como micro, es como precio de commodity, y en Argentina eso no ocurre”.
“Si se manejara el precio como commodity, habría una equidad entre el precio del maíz con el de la carne. Lo que ocurre en nuestro país, al haber tanta carga impositiva que nos ahoga a todos, es que todo termina de explotar en algún momento”, aclaró.
“La semilla es un commodity, como lo es el agroquímico o el fertilizante, que obviamente se rigen por precios internacionales”, completó.
En relación a esto también apuntó: “No es que el productor no gane plata, sino que se reduce la brecha de ganancia, si antes se ganaba 50 hoy se gana 5. Eso significa que el productor no puede invertir en lo que necesita”.
“Si antes se disponía de una brecha que permitía tener dinero para invertir, hoy eso no pasa. Entonces lo que se empieza a hacer es vender animales, dejar de hacer inversiones en la cría, el engorde o en el mismo campo, se deja de pagar impuestos. Eso es lo que en realidad está marcando la diferencia hoy”, destacó sobre los efectos en la producción ganadera.
“Hoy una bolsa de maíz, de la más barata, vale no menos de 12.000 pesos. Y con una bolsa se siembra una hectárea, después hay que ver todo el resto, y esperar que no agarre una seca o una inundación”, se lamentó y agregó sobre el precio del producto que “no es una cuestión interna, si se baja el precio del maíz no va a bajar el precio de la carne del pollo o de la vaca. Esa es una falacia”.
Por ello consideró que “lo que el país necesita es dólares, porque cuando no hay no queda cómo soportar el mercado interno debido a que la plata se termina y no tiene sustento”.
Además aseguró que “últimamente en el maíz, dependiendo de dónde se traiga, no hay escasez. Lo que sí hay es escasez en el trigo y la soja, por ejemplo”.
“La escasez del maíz se puede dar dentro de un tiempo pero en realidad nadie puede mantener cautivo al cereal por mucho tiempo, y el Gobierno tampoco puede tener cautivo al productor del producto que sea”, manifestó.
Restricción y vuelta atrás
El pasado martes, en lo que fue el segundo día de paro del campo y tras la reapertura anunciada con un cupo diario de 30.000 toneladas, el Gobierno informó que eliminarán por completo las restricciones a las importaciones de maíz.
La decisión se conoció luego de una reunión presencial, en el marco de la “Mesa del maíz”, entre dirigentes cooperativos del sector agropecuario y técnicos junto a representantes de los ministerios de Agricultura y Economía.
En el encuentro se acordó sustituir el límite de 30.000 toneladas diarias de exportación por un monitoreo del saldo exportable para llegar al empalme de cosechas sin tensiones, con el compromiso del sector privado.