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La defensa de la joven de 23 años detenida junto a su pareja por la muerte de su bebé de cuatro meses solicitó en las últimas horas incorporar evidencia clave en la investigación, relacionada al momento en que la criatura fue agredida, indicaron fuentes del caso.
Se trata de marcas de ataduras que presentaba la mujer al momento de ser detenida y que constan en los exámenes médicos que le realizaron.
De esta manera cobraría más fuerza su declaración en sede policial -que aún debe ser judicializada-, donde acusó a su concubino de haber matado a golpes al bebé que tenían en común.
En ese sentido se supo que, por intermedio de una abogada particular, la sospechosa pidió ampliar su declaración indagatoria ante el juez que sigue la causa (se abstuvo de hacerlo el pasado viernes). Al parecer ratificará sus dichos respecto a que “su marido la ató a un árbol y como el bebé no paraba de llorar, porque tenía hambre y quería tomar la teta, el hombre lo agarró de la cabeza, le tapó la boca y lo sacudió, arrojándolo al piso y ocasionándole la muerte casi en el acto”, precisó un vocero del caso.
Toda esta secuencia se habría producido ante la impotencia de la madre que nada pudo hacer, pues estaba inmovilizada, según habría manifestado.
Acerca de los motivos por los cuales el individuo la ató, trascendió por las fuentes que la joven declararía que “fue luego de que ella le dijera al hombre que quería separarse”.
Mientras se resuelve su pedido, la mujer seguirá tras las rejas e imputada junto a su concubino en forma preventiva por “homicidio calificado por el vínculo”, agregaron las fuentes. Dicho delito, para aquellos que son hallados culpables, prevé penas de prisión perpetua.
Por otra parte, desde el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, que interviene por subrogación en la causa, ordenaron que se le realice una ecografía a la acusada, teniendo en cuenta que dijo estar embarazada.
El caso
El pasado martes 12 de enero, a raíz de rumores que circulaban en redes sociales, la policía inició de oficio averiguaciones para determinar si era cierta la versión de que una joven de 23 años había vendido o entregado a terceros a su hijo.
Tras conocer la identidad de la progenitora, supieron que ésta se encontraba detenida desde el viernes 8, por un caso de robo calificado en grado de tentativa que había protagonizado en la localidad de Alvear.
Fue allí que la joven habría confesado a los policías que, junto a su concubino de 32 años, ocultó el cadáver de su bebé, enterrándolo cerca de un arroyo, pero aclaró que fue él quien acabó con la vida del niño.
De forma inmediata se activó un operativo que involucró a un nutrido personal para iniciar el rastrillaje. La sospechosa fue trasladada en una patrulla junto a los policías para que enseñara el lugar donde lo habían sepultado.
Las fuentes consultadas indicaron que los llevó hasta una zona de monte, donde tuvieron que pasar hacia la otra orilla del arroyo Barrero (en las afueras del municipio de San Martín), para encontrar la tierra removida y, a 20 centímetros de profundidad, el cuerpo del niño envuelto en una manta.
La médica policial dictaminó que el deceso había ocurrido hacía cuatro o cinco días. La autopsia en tanto, reveló que murió “por traumatismo de cráneo gravísimo”.