Algunos tienen por demás, antes de que pidan les dan, otros tienen lo justo, suficiente para crecer, otros crecen con muy poco y algunos tienen que luchar por la supervivencia.
Pero todos, todos tenemos la vida, estamos acá. Si estamos leyendo esto es que estamos vivos y hemos llegado hasta este momento, entonces yo te pregunto: ¿Qué te sostuvo?
¿Cuál es ese impulso de vida que nos tira y tira hacia adelante, que nos impulsa a vivir, a seguir, explorar y experimentar? ¿Cuál es? ¿De dónde viene?
Cuando estás descreído, cuando estás desamparado, cuando ya la leche materna no está disponible, ¿de dónde proviene la fuerza de la vida?
¿Cuáles son los caminos que buscaste para creer, para que te sostengan, cuáles fueron los grupos de pertenencia que te dieron sentido?, piensa, piensa. ¡Recuerda!
La vida se cuida a sí misma y nos provee de las herramientas necesarias para que cada uno de nosotros esté, tu seguirás adelante porque la vida se cuida a sí misma y la fuerza proviene de ti, la creación nos dota de ese impulso, las flores lo tienen, los animales lo tienen, el cosmos lo tiene y nosotros también. Simplemente nos olvidamos o caemos en la ilusión de no ser digno, del miedo, de los pensamientos limitantes y así con cada pensamiento cortamos el flujo de la vida que se encuentra disponible ilimitadamente para cada uno de nosotros y comenzamos a buscar afuera, perdiéndonos y alejándonos de nosotros mismos.
No necesitas ser aceptado, no necesitas pertenecer, no necesitas pagar ningún precio para ser amado, simplemente necesitas creer en vos y honrar la vida, que nos es dada como un regalo y se honra apreciándola y agradeciendo, entonces es ella misma quien día a día nos va dando las herramientas para que podamos seguir adelante amando y disfrutando.
Confía, todo es perfecto. Confía, ¿cómo sería nuestra vida si supiéramos que estamos totalmente protegidos y con provisión ilimitada? ¿Cómo sería nuestra vida si pudiéramos sentirnos en los brazos de la naturaleza como alguna vez nos sentimos en los brazos de mamá?
Confía y recuerda, la información es ancestral y está en cada una de nuestras células.