“¿Para qué voy a comer con menos sal si ya tomo la pastilla de la presión?”.
“No hace falta que me cuide con los dulces, cumplo con la medicación de la diabetes”.
“Tomo todas las pastillas para el corazón, ya estoy protegido”.
“A mi edad, dejar el cigarrillo ya no tiene sentido”.
Frases que por más que se escuchan y se repiten con frecuencia son erróneas. Los hábitos que conforman un estilo de vida saludable como llevar una dieta sana, hacer ejercicio físico en forma regular y no fumar, pueden reducir el riesgo de muerte, incluso en las personas que toman múltiples medicamentos.
La actividad física regular tiene múltiples beneficios probados: es clave para prevenir y ayudar a controlar las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 y el cáncer, así como para reducir los síntomas de depresión y ansiedad, el deterioro cognitivo, mejorar la memoria y estimular la salud del cerebro. Pese a eso, la mayoría de las personas a nivel global no hacen suficiente ejercicio, déficit que se agravó en el marco de la pandemia de coronavirus.
Las nuevas pautas propuestas por la OMS recomiendan al menos 150 a 300 minutos de actividad aeróbica moderada a vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidades y un promedio de 60 minutos por día para niños y adolescentes.