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Lo que tenía que ser un día más de trabajo y, además, de horas de esparcimiento junto a su hijo de 13 años de edad, se transformó en horas de dolor y mucho malestar.
El viernes el reportero gráfico Sixto Fariña vivió un momento que le costará olvidar ya que padeció el avasallamiento por parte de los guardaparques del Parque Nacional Iguazú, quienes le secuestraron su elemento de trabajo: una cámara con teleobjetivo y, como si eso no fuera poco le borraron todas las imágenes que contenía la tarjeta de memoria.
Además, para sacarlo del parque convocaron a la Policía y a Gendarmería Nacional. La pregunta es: dónde quedaron esos eslogan de “en las Cataratas se disfruta siempre” o “una experiencia inolvidable”.
Sixto Fariña habló con PRIMERA EDICIÓN y contó lo vivido en esas 48 horas. Relató que se había contactado con un gerente, quien le dijo que pase a retirar los tickets para él y su hijo. “Empecé a sacar fotos y estaba muy contento porque estaba con mi hijo”, recordó.
Describió que cuando estaba en la Garganta del Diablo “se me acerca un fotógrafo y me dice que yo no podía sacar fotos”. Además, cuando siguió camino por los pasillos un guardaparques le consultó qué estaba haciendo. “Me dijo que tenía que tener un permiso, pero yo no sabía y tampoco lo tenía”, sostuvo.
Momentos dolorosos
Ante todo lo vivido y al ver al hijo del fotógrafo en mal estado, una guía de turismo se ofrece para llevarlo a su casa para que descanse, relató Sixto Fariña. “Pasé impotencia y no te imaginas el dolor interno que tuve”, manifestó.
Asimismo, deslizó que “en esas horas que estuve ahí hablé con todo el mundo, llamé a muchos funcionarios. Pero el mal procedimiento ya estaba hecho y sólo podía ser destrabado por el intendente de Parques de Iguazú, que se llama Sergio Acosta, pero nadie lo encontraba por ningún lado”.
Fariña manifestó que “desde el viernes hasta las 12.30 del mediodía del domingo que me entregaron fue una incertidumbre total, un avasallamiento y un dolor interno”.
Agregó que “aparte mi hijo estaba sufriendo y teníamos una angustia. La pasé muy mal, pero yo sabía que no hice nada”.
El fotógrafo dijo que “sólo quería que me hagan la multa o que me cobren porque no sabía que tenía que tener permiso. Pero no quería que me saquen mi herramienta de trabajo y que me borren todas las fotos; eso para mí es una puñalada y es un momento muy feo”.
La cronología de los hechos
Sixto Fariña además lamentó que “ya me habían cortado el laburo y el paseo de mi hijo”.
Recordó que en la entrada “estaban unos tres o cuatro guardaparques y uno de ellos era de apellido Aguirre y su forma de hablar era prepotente y muy soberbia”.
Enfatizó que “me sentí totalmente maltratado”. “Me dijeron te secuestramos los equipos o borrá la memoria” y “llamaron a la policía”.
Ante esta situación su hijo se puso nervioso y empezó a llorar. “Decidí darle la tarjeta que había sacado con la cámara que tiene el teleobjetivo porque tenía menos fotos. A lo cual les dije a los guardaparques ‘con el dolor del alma le voy a entregar la memoria de esta máquina’”, describió.
En consecuencia, manifestó que “cuando apoyé esa cámara en el escritorio uno de los guardaparques la agarró y dijo: ‘esto queda secuestrado’”.
Fariña se quedó hasta las 22.30 en el parque por lo cual llamaron a Gendarmería para que lo saque de ahí. Pero, al estar cansado y preocupado por su hijo Fariña decidió retirarse y regresar al otro día.
Por último, el reportero gráfico reconocido en Misiones se mostró muy molesto por cómo actuaron los guardaparques. “Aparte ellos me dijeron que me daban dos opciones, pero al final me sacaron la cámara de fotos y me borraron todas la imágenes”.