Cada año, en esta fecha, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) rinde tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto y ratifica su compromiso de luchar contra el antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos.
El 27 de enero se conmemora la liberación en 1945 por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau.
El Holocausto no solo afectó profundamente a los países donde se cometieron crímenes nazis, sino que también repercutió en muchos otros lugares del mundo. Siete decenios después de los hechos, los Estados Miembros comparten la responsabilidad colectiva de abordar los traumas remanentes, mantener medidas que permitan una conmemoración eficaz, cuidar de los lugares históricos y promover la educación, la documentación y la investigación.
Debido a que los genocidios y otros crímenes atroces siguen ocurriendo en varias regiones del mundo, la responsabilidad obliga a educar sobre las causas, las consecuencias y la dinámica de tales delitos, así como a fortalecer la resiliencia de los jóvenes contra las ideologías de odio.
Es que durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) el nazismo llevó a cabo un plan de exterminio masivo de los judíos llamado “solución final” con el resultado del genocidio de 6 millones de judíos. Sin embargo el nazismo también castigó opositores políticos alemanes o comunistas, gitanos, eslavos, homosexuales entre otros.
Fuente: UNESCO