Nacida en Bristol (Inglaterra), su padre era un empresario refinador de azúcar, por lo que se crió en una familia rica que le costeó los estudios tanto a la joven Elizabeth como a sus ocho hermanos.
En un principio debió deambular por diez universidades en busca de admisión, pero no pudo debido al rechazo de una sociedad machista. Finalmente fue aceptada en una casa de altos estudios de Nueva York y se licenció en enero de 1849.
Le recomendaron realizar cursos de homeopatía y dedicarse a la práctica no oficial de la profesión. Pero ella viajó a París y allí trabajó en maternidades. Conoció a Florence Nightingale y, al volver a Estados Unidos, fundó una escuela de enfermería femenina.