Venimos a este mundo como un libro lleno de hojas en blanco, listo para ser escrito, para llenarlo de pura vida, de sentimientos, momentos significativos, amores, locuras, riesgos, conquistas, triunfos, fracasos y lecciones aprendidas.
Todos de niños tuvimos sueños, ilusiones, proyectos, deseos y vamos haciendo elecciones durante nuestra vida de la mejor forma que podemos, escribiendo nuestro libro con lo que tenemos o creemos que tenemos.
El único objetivo de nuestro paso por la Tierra es aprender y ser felices, pero muchas veces en el camino aparecen situaciones que nos hacen olvidar para qué vinimos. Cada uno tiene una vida diferente y nos tocan situaciones distintas, algunas muy dolorosas o que nos hacen pensar que nuestros sueños son imposibles de alcanzar; comenzamos a alejarnos de nuestro verdadero yo, empezamos a pensar y decidir como se supone deberíamos y elegimos “lo más conveniente” o “lo más seguro” y dejamos de hacernos la pregunta más importante: ¿Qué es lo que realmente quiero?
No importa cuánto nos hayamos alejado de lo que queríamos ser, siempre estamos a tiempo de dar un giro y cambiar. La vida -si nosotros nos animamos-, nos da una segunda oportunidad.
A veces necesitamos caer bajo, tocar fondo como se dice para darnos cuenta que ya no queremos más la vida que estamos llevando, es cuando ha llegado el momento de escuchar el latido de nuestro corazón pidiéndonos a gritos que le demos una oportunidad a nuestros sueños, porque si sentimos con fuerza el deseo de alcanzar algo es porque tenemos la posibilidad de conseguirlo.
No podemos cambiar lo vivido pero podemos extraer todas sus enseñanzas, mirarnos con amor por tener el valor de plantarnos a mitad de camino y pensar en dar un giro, abrazarnos y perdonarnos por no habernos tenido fe, por las veces que tomamos otro rumbo del que queríamos solo por pensar que no podríamos, y luego mirarnos al espejo con la frente alta y los ojos brillantes y decirnos: “Creo en vos, vamos adelante sintiendo el latido del corazón a cada paso a donde esto nos lleve, confío en que sabrás parar o girar o elegir otro rumbo si hace falta”.
Los cambios se producen de adentro hacia afuera ya que, si todo tiene que estar bien a nuestro alrededor para que podamos disfrutar de la vida, ese momento nunca llegará.
Se trata de aprender a salir adelante y llenar las hojas de nuestro libro con las historias que elegimos vivir, sin esperar que todo se acomode para eso.
Es construir nuestro camino enfrentando nuestros miedos, siendo auténticos, valientes, compasivos, sin renunciar a nuestros sueños, saboreando nuestros logros y dándonos la oportunidad de hacer, aunque nos equivoquemos, aprender de eso y seguir caminando.
Las personas no morimos cuando nuestro corazón deja de latir, morimos cuando dejamos de creer en nosotros, en nuestros sueños, cuando aceptamos una vida que no nos hace felices por miedo o porque nos resignamos pensando que no podemos, que ya está todo dicho o hecho, que somos demasiado grandes, que los sueños están bien para la poesía, pero no para la vida real. Morimos cuando dejamos de escucharnos.
El otro día vi una película preciosa que en una parte el protagonista dijo: “yo vendo una coma, para que puedan seguir escribiendo su historia incluso cuando el mundo se les caiga encima”.
De eso se trata, poner una coma y seguir escribiendo la vida que elegimos tomando para hacerlo la fuerza más poderosa que es el amor.