Nunca el pasado nos condiciona. Si ayer te fue mal, hoy te puede ir bien. Si tuviste un año complicado (todos lo tuvimos de algún modo), el que viene no tiene por qué ser complicado también. Solemos sentir mayor rechazo hacia quien intenta mostrarse perfecto ante los demás, y no hacia quien se equivoca y lo admite. La buena noticia es que existe una vida más allá del error.
¿Cuándo aparece este miedo a ser desaprobado, rechazado y dejado de lado? Por lo general, es en la niñez donde se instala como una voz mental constante que juzga, critica y condena. Ya grandes, se confunde dicha voz en el interior de nuestro ser con las voces de la gente que nos rodea.
Las personas que son incapaces de reconocer sus propios errores no han tenido una buena relación con sus padres. Tanto mamá como papá influyen grandemente en nosotros y nuestra capacidad para admitir que nos equivocamos y no somos infalibles. Cuando un niño comienza a accionar por sí solo, sus padres no le marcan el error, sino que lo animan a repetir la acción. Con el tiempo, le van modelando la manera adecuada de hacerlo.
Dicha actitud parental le permite al adulto ser capaz de aceptar los errores propios, y también los ajenos. La única forma de madurar a nivel emocional es por medio de la autoconfianza. ¿Creés que sos capaz de aprender, de crecer, de superarte, de surfear las crisis? Aunque cometamos errores, a veces, todos somos capaces. Es por ello que no deberíamos temerle al fracaso.
¿Sabías que ver con claridad tus debilidades te hace más fuerte? Toda vez que te permitas ser débil, te fortalecerás. Esto es así porque, al reconocer nuestras vulnerabilidades tenemos la oportunidad de armar estrategias para administrarlas. No se trata de negar nuestras sombras, sino de utilizarlas en beneficio propio.
Si queremos avanzar, a pesar del miedo, es preciso reconocer esta emoción sabiendo qué cosas la generan en nosotros y nos debilitan. Las personas con una estima elevada jamás se avergüenzan de su “lado flaco” y son seguras de sí mismas. Saben pedir ayuda, cuando lo necesitan, y no sienten que deban cuidar su imagen frente a los demás.
Confían en la gente y creen que la vida está a favor de ellos.
¿Qué imagen tenés de tus fortalezas y debilidades? Te invito, en este tiempo de comienzo de año, a hacer consciente tus puntos fuertes, con el objetivo de transformarlos en puntos fuertes. Abrazalos como una parte de vos mismo, de vos misma. Cuando nos atrevemos a realizar una mirada introspectiva, para reconocernos y conocernos en profundidad, hacemos las paces con nosotros mismos y ya no nos preocupa que nos vaya mal. Porque sabemos que ¡siempre lo mejor está por venir!