
Luego de varios intentos fallidos para comunicarse con la Línea 137, una mujer víctima de violencia de género junto a su hijita de cuatro años, pudieron salir de la casa de su pareja agresora. Sin embargo, fue sólo por dos noches ya que la única ayuda que recibió fue un colchón en las oficinas de la Línea 137 y destrato por parte del personal.
Marta (nombre ficticio para proteger su identidad) es una mujer que padece problemas madurativos y de nutrición. Desde pequeña sufrió abusos por parte de su papá y su hermano y, tras hacer las denuncias correspondientes, huyó del abuso familiar con su hija y se mudó con su pareja. Sin embargo, la pesadilla para Marta continuó: las cachetadas, tirones de pelo y moretones la convirtieron nuevamente en víctima de violencia, esta vez por parte de su pareja.
Su historia
“Mientras las mujeres esperaban para recibir sus viandas en el comedor Villa Bonita, hicimos una charla de sensibilización acerca de violencia de género y ahí apareció Marta que comentó que estaba siendo maltratada por su pareja”, contó a PRIMERA EDICIÓN una de las promotoras de PROGEN y exvecina de Marta, Malvina Lara. “Me ofrecí a acompañarla a hacer la denuncia, pero me dijo que todavía no quería, que iba a volver a su casa para ver si las cosas mejoraban”, relató.
Sin embargo, los días pasaron y la situación empeoró. “Las vecinas se comunicaron conmigo, estaban muy preocupadas porque el hombre la golpeaba cada vez más. Me contaron que la pareja de Marta la hacía dormir afuera y él se quedaba adentro con la hijita de ella”, dijo.
Sólo un colchón
Una vecina de Marta llamó reiteradas veces a las líneas 102, 137 y al 911 hasta que, gracias a su insistencia y apoyo de las promotoras del grupo PROGEN, se comunicaron con la Línea 137 y el viernes la fueron a buscar. Sin embargo, en lugar de llevarla a una Casa Refugio que -según la Ley II – N° 30- permite albergar y proteger a las víctimas de violencia familiar, Marta y su pequeña de cuatro años durmieron en el piso de una oficina de la Línea 137. “Le dijeron que iba a ser temporal y que intente buscar la casa de algún familiar o vecino para quedarse y que sólo si no conseguía a nadie, la iban a llevar a la Casa Refugio”, explicó Lara.
Volvió con su agresor
La última comunicación que tuvo Lara con Marta fue el viernes a las 19. “Nunca la llevaron a la Casa Refugio, estuvo ahí en esa oficina en donde durmió con su hijita en un colchón de una plaza tirado en el piso”, relató Lara.
No conforme con esto, la miembro de PROGEN aseguró que Marta sufrió maltrato por parte del personal de la Línea 137 que durante el viernes y sábado estuvieron en la oficina. “Me contó que la psicóloga llegó y, como no entendía por qué había una persona durmiendo en el piso, la retó, le dijo que se levantara y que no podía estar ahí”, señaló.
Ante el maltrato y el miedo que le generó la situación, Marta juntó sus cosas y abandonó las oficinas junto a su pequeña. “Fue a la casa de su mamá pidiendo quedarse, pero el padrastro no quiso y como la casa es prestada por un pariente de él, tuvo que irse”, relató Lara. “Ahora lo único que le queda es volver a la casa que alquilaba con su victimario, no tiene otro lugar donde ir”, se lamentó.
Vuelve fracasada
“El victimario sabe que ella intentó pedir ayuda y ahora vuelve fracasada. Eso significa más poder para él, menos oportunidad para ella. Todo esto de buscar empoderar y generar compromiso social queda en la nada”, dijo Lara.