A fines de 1983, Defensa Civil de la Nación convocó a la formación de cuarteles de bomberos voluntarios en cada ciudad. En San Vicente, un grupo de vecinos se reunió en el salón parroquial -hoy Salón Copérnico- el 11 de enero de 1984 y formó la primera comisión directiva.
A partir de entonces comenzó un trabajo serio y responsable tanto del grupo responsable de las cuestiones administrativas como del cuerpo que se dispuso servir a la comunidad que, a más de tres décadas y media, la ubican como la institución no gubernamental de referencia de localidad del centro de la tierra colorada.
En 37 años de existencia, el cuerpo de Bomberos Voluntarios supo ganarse la confianza de la sociedad. El subcomandante y jefe del Escuadrón, Daniel Kluge, contó por qué los Bomberos Voluntarios de la Capital Nacional de la Madera tienen una estrecha relación con la sociedad.
“Tenemos una muy buena relación, la comunidad siempre responde cuando hay una necesidad. Cuando hay una emergencia, nos llaman primero a nosotros porque saben que vamos a acudir”, acotó.
“Los vecinos están cuando surge una necesidad. Es lo que pudimos ver con los incendios forestales que hubo en noviembre. Se acercaron a traer agua, colirio, alimentos, cremas para quemaduras, sin que lo pidiéramos. Responden así, porque nosotros también respondemos cuando se nos necesitan”, expresó, orgulloso de la labor que desarrollan, y del respaldo que reciben.
Hace dos años que Kluge asumió la jefatura. A diferencia del concepto general que se tiene sobre los responsables de escuadrones, de una persona mayor, él tiene sólo 46 años.
Él mismo cuenta cómo es su trabajo. “El jefe saliente (Carlos Smiak) siempre me dio cabida en la parte jerárquica. Incluso la posibilidad de tomar decisiones, que respetaba y avalaba. Eso me favoreció y facilitó a la hora de asumir en su reemplazo. Con los defectos y virtudes un jefe tiene que ser el principal referente de un cuerpo y así se gana la confianza y el respeto de los demás”, entiende.
A pesar de su edad es uno de los mayores del grupo de efectivos. “Soy uno de los más grandes y el más antiguo de los activos en el cuerpo, y conozco a todos los bomberos prácticamente desde que entraron a la institución. Somos una familia y cada bombero confía en el otro. En una emergencia un bombero tiene que cuidarse la espalda y tiene que haber una confianza mutua. Además, pasamos muchas horas juntos y nos conocemos mucho entre todos“.
“Si hay alguna diferencia, se tiene que solucionar lo antes posible. También el jefe tiene que saber todo, de todos, para poder ordenar a los demás a hacer las cosas, efectuar un seguimiento y estar al tanto de lo que se va avanzando en técnicas, herramientas y móviles”, continuó.
Sin lugar a dudas, hubo un período durante el proceso de organización donde los Bomberos Voluntarios de San Vicente tuvieron que arreglarse con las pocas herramientas que tenían y sin móvil para acudir a las emergencias y siniestros. Pero el tiempo y la buena administración de los recursos por parte de la Comisión Directiva permitió equipar con trajes, herramientas y móviles el escuadrón.
Además, se llevó a cabo la construcción del edificio de los bomberos sobre la avenida Constitución. Hasta que se convirtió en uno de los mejores escuadrones de Bomberos Voluntarios de Misiones.
Al servicio de la sociedad
Kluge hizo una descripción del trabajo con la sociedad y señaló que “somos una referencia en cuanto a las emergencias. Cuando pasa algo, lo primero que hace la gente es llamarnos. Gracias a Dios desde que compramos la ambulancia podemos atender las urgencias ya que no hay otro ente que acuda. Tenemos el equipamiento, el móvil y al personal capacitado. Acudimos a accidentes de tránsito y trasladamos a los heridos al hospital. También la gente llama cuando hay una emergencia doméstica. Cuando nos requieren, evaluamos el caso y, si es necesario, vamos a atender”.
Los vecinos llaman por mucho menos que una emergencia y los bomberos que están de guardia deciden si son ellos los que tienen que actuar.
“Los llamados son muchos y de todo tipo. Hay emergencia en el hogar y asistimos. Días atrás, un diabético se había olvidado de tomar el medicamento y se descompensó en el domicilio. No llegó al coma, pero estuvo cerca. El personal que acudió evaluó rápidamente al paciente y actuó como debía ser. Nos debemos a la sociedad, la gente llama y tenemos que ir“.
“Pero hay llamadas que no son emergencias, que la gente debiera solucionar sin nuestra asistencia. Tenemos vecinos que nos convocan porque tienen dolor de panza y quieren que los acerquemos al hospital. Le hacemos entender que no es una emergencia, que pueden y deben arreglarse con los que están en su casa. Cuando es algo grave, vamos, como cuando una persona no puede movilizarse por sí sola y necesita ayuda y no lo pueden asistir los que están a su alrededor”, explicó el joven jefe.
Los bomberos voluntarios de San Vicente reconocen el aporte de la sociedad. Kluge aclaró que “siempre colaboran con nosotros, como pasó en noviembre con los incendios forestales. También lo hacen con los aportes al pagar sus impuestos municipales, porque un porcentaje está destinado a nuestra institución. Eso es bueno porque nos significa un ingreso. También tenemos un aporte de los usuarios de agua potable, de lo que nos corresponde un porcentaje. Todo sirve para que podamos hacer nuestro trabajo”.
Estar preparados
Kluge resaltó la capacitación que tienen sus efectivos y la importancia que ello implica para realizar las tareas.
“La capacitación es importante y fundamental para el bombero. Tenemos todas las capacitaciones que necesitamos, aunque este año con la pandemia se cortaron las presenciales. Sólo se hicieron algunas en forma virtual con los jóvenes. No es lo mismo la presencial y con práctica, que a distancia. Además, tiene que ser permanente para todos: para los nuevos a fin que aprendan y a los más viejos hace falta recordar las técnicas. Durante la cuarentena, siempre que pudimos, hicimos capacitaciones presenciales en la localidad y dentro del protocolo”.
Las capacitaciones se hacen por medio de la Asociación Misionera de Bomberos Voluntarios. El propio Daniel Kluge es capacitador en la provincia y a nivel nacional, y su especialización es “rescate con cuerdas, en altura y profundidad”. Las capacitaciones se realizan anualmente y en cada especialidad. Desde San Vicente envían cada año a otro personal para que se capacite y así puedan ser más los que tienen conocimiento sobre cada emergencia. “Cuantos más saben, es mejor”, dijo.
“Nuestra capacitación es para que aprendan los nuevos y lleva a refrescar la memoria y a conocer algunos detalles nuevos”, referenció. Siempre es útil prepararse. Por ejemplo, “en accidente vehicular siempre es la misma técnica, pero una capacitación ayuda a mejorar. Nuestro cuartel tiene muchísimos años y fuimos comprando las herramientas, hoy contamos con mucha herramienta de vanguardia para atender accidentes de tránsito. Pero hay bomberos nuevos que necesitan conocer y son ellos los que participan. De igual modo, el bombero que participa de una capacitación, después transmite a los que no fueron para que tengan conocimiento de lo que dieron”.
En cualquier circunstancia
Los Bomberos Voluntarios de San Vicente forman parte de la recientemente cartera de Defensa Civil que formó la Municipalidad local. La preocupación de las autoridades y de los propios trabajadores civiles es el aumento de las catástrofes naturales que están ocurriendo e incrementando los últimos tiempos.
“En el tema de catástrofes naturales no hay una técnica que se aprenda en una capacitación. A una catástrofe acudimos y ahí se usa mucho el sentido común, de las capacitaciones y de lo aprendido anteriormente. No hay un manual determinado para actuar. Somos los primeros que actuamos inmediatamente después del hecho y ahí hay que aplicar distintas técnicas aprendidas”, detalló.
“Rescates, atención a personas heridas, buscar heridos si los hay, la escena que encontramos nos hace trabajar y ahí no hay técnica. Tenemos los vehículos adecuados y llevamos las herramientas que se necesitan para ese momento y si hacen falta más convocamos a los que quedan en el cuartel”, son las situaciones que se presenta.
Pensando a futuro
Como parte de los proyectos, el escuadrón de Bomberos Voluntarios de San Vicente busca adquirir una nueva ambulancia y un camión con escalera automática para atender incendios en altura.
“Lo que nos hace falta es una segunda ambulancia. No podemos parar el vehículo para hacer el mantenimiento como debe ser. Siempre lo tenemos que hacer a las corridas, buscar el momento justo y hacer a las apuradas. Hace poco se descompuso el aire acondicionado y nos costó conseguir el repuesto”.
“Hoy las personas que trabajan en la ambulancia, el chofer, los bomberos que atienden al herido y la víctima tienen que tener buena ventilación y un ambiente climatizado para el mejor desempeño. En ese momento el hospital nos cedió una ambulancia con un chofer para atender las emergencias por una semana, hasta que pudimos conseguir el repuesto y reparar el vehículo”, narró.
También son ellos los que prestan el servicio de seguridad sanitaria en algunos eventos. “Es un servicio pagado por los organizadores y nos ayuda a cubrir los gastos. Tenemos que destinar la ambulancia para ese servicio y si en ese momento hay una emergencia tenemos que acudir con nuestro único móvil”.
La Capital Nacional de la Madera está en franco crecimiento y hay proyecciones de construir edificios de varios pisos. “San Vicente tiene una proyección de crecimiento en estructura. Proyectábamos también comprar un móvil con escaleras para trabajar en estructuras de altura. Queremos estar preparados para ese momento. Por la suba del dólar, desistimos momentáneamente. Los móviles que compramos son del exterior y se cotizan en dólares”.
Los Bomberos Voluntarios de San Vicente cumplen guardia permanente las 24 horas, durante todo el año.
Las guardias diurnas de los días de la semana son rentadas, y las de los fines de semana y por la noche, son voluntarias. Aún en esas condiciones, “está garantizada la guardia permanente en el cuartel”.