Aunque hoy se sabe que los cometas son restos de los comienzos del Sistema Solar de hace alrededor de 4.600 millones de años, no siempre se tuvo esta precisión. En épocas de idolatría y oscurantismo las epidemias, los terremotos, las inundaciones y las malas cosechas estaban asociadas con el paso de estos cuerpos celestes en los que se funden hielo, polvo y rocas. El visitante más ilustre de nuestros cielos es el Halley, del que hoy se cumplen 35 años de su última aproximación alrededor del Sol, la cual se completa cada 76 años.
Desde el mes de marzo de 1986, semanas antes de su mayor aproximación, fechada el 11 de abril, el ferry Ciudad de Colonia proponía, por el módico precio de 25 australes, un paseo nocturno por las agua del Río de la Plata para contemplar al cometa desde la cubierta del transbordador. En el anuncio se indicaba que la próxima oportunidad para verlo sería recién en 2061. Los aficionados porteños a la astronomía se reunieron esa día frente a la fuente de Lola Mora, en la costanera porteña, para ver su débil rastro cruzar a la una y media de la madrugada.
Casualidad o superstición, sólo 15 días después de su marcha estelar, la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, al noroeste de la ciudad de Chernóbil, explotó y originó una nube radiactiva que se desplazó por el sur de Europa.
Mientras que en su trágico recorrido de 1910, se produjo la insólita muerte del escritor León Tolstói y el primer robo de La Gioconda, en el museo del Louvre. En Argentina, en los 138 días comprendidos entre el 1 de enero y el 18 de mayo, 427 personas se quitaron la vida por temor al fin del mundo.
El período orbital del cometa fue determinado en 1705 por el astrónomo inglés Edmond Halley, quien fue el primero en calcular el periodo que tardaba en completar su órbita. Entonces, el científico sostuvo que un cometa observado en de 1531 por Apiano y Fracastoro era el mismo que fue descrito en 1607 por Kepler y Longomontanus, y también aquél que él mismo había observado personalmente en su aparición de 1682. “Con toda confianza puedo predecir que retornará en 1758”, afirmó. Se especula que fue observado y grabado por astrónomos desde 240 a. C.