
La escalada de precios en los productos de la canasta básica es una problemática que continúa golpeando sobre las familias consumidoras. A esto se suma la escasez de mercaderías que se observa en diversos comercios, con lo cual se ven reducidas las posibilidades de elegir o buscar opciones económicas. En este complejo contexto, comerciantes anticipan que los aumentos seguirán repitiéndose por efectos de la inflación y recordando que los valores de los combustibles no detienen su marcha desde el año pasado.
Consultado por PRIMERA EDICIÓN, el empresario del rubro alimenticio y expresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), Carlos María Beigbeder, adelantó: “Sabemos que el aceite está por aumentar aproximadamente un 20% a nivel nacional. Esto impactará seguramente en las próximas semanas, cerca del fin de febrero”.
Además, consideró que “en los próximos meses, va a ir creciendo un faltante de mercaderías en alimentos, bebidas y de limpieza”.
En ese sentido aclaró que “el problema de la escasez es algo que ya se está dando en la mayoría de los productos, pero lo más preocupante es que vemos que el problema crecerá porque los efectos del COVID-19 hacen que se produzca menos”.
“Las fábricas producen menos productos para poder entregar y, por otro lado, también hay faltante de materia prima para muchas mercaderías. Como hay faltante de materia prima, hay menos productos y se genera la escasez que va en aumento”, apuntó y añadió: “Por ejemplo, no hay botellas de vidrio para las bebidas. Ya casi no hay ofertas de cerveza, hay marcas muy conocidas que no están llegando”. Al mismo tiempo comentó que “son diferentes cuestiones que complican el normal funcionamiento de los comercios”.
“En supermercados y comercios ya se ven los faltantes en las diferentes góndolas. Esto se siente principalmente en alimentos, bebidas y productos de limpieza”, aseguró.
En relación al nivel de expectativas, Beigbeder opinó que “la situación está muy difícil y se va a prolongar en el tiempo. No hay un panorama positivo para que esto mejore pronto. No están dadas las condiciones para que esto cambie”.
“Con la vacunación puede ser que la gente empiece a estar más tranquila y se recupere algún ritmo de trabajo, pero cada tanto seguirá apareciendo algún caso positivo de COVID y eso hará que se aísle una parte de la empresa, fábrica o el transporte. Eso hace que todo sea más complejo”, detalló.
Al mismo tiempo, el empresario señaló que “cambió mucho el hábito de consumo de la gente, es lo que pasa siempre que hay crisis acompañada por la inflación. Los clientes comienzan a buscar precios más baratos. El Gobierno sabe que todos los precios han subido, entonces los sueldos actuales, que quizás antes alcanzaban para comprar diversos bienes, ahora ya no sirven tanto para cubrir la canasta básica. Por esos inconvenientes, se ve que el sueldo no alcanza porque la góndola se mueve 50% o 60% en un año mientras que los salarios se actualizaron solamente un 20%”.
Sin fiados
Sobre el impacto de los precios, un almacenero del barrio Villa Urquiza, contó a este Diario que “lastimosamente a nosotros, los pequeños comerciantes, no nos queda otra que trasladar los aumentos a nuestros clientes. Sabemos que es algo que cuesta y molesta, porque todos lo sufrimos así, pero no queda otra”.
“Los proveedores nos complican mucho el trabajo porque trabajan con lista de precios que sufren alteraciones todo el tiempo, y hasta incluso hay veces que nos dicen que no hay precios fijos. Ahí no sabemos qué hacer, si seguir largando la mercadería a un valor que por ahí ya está quedando viejo en ese momento o conservar el stock hasta que nos informen bien a qué precio vender. Tuvimos que cortar el fiado a muchos clientes. Eso nos duele porque sabemos que son personas que siempre nos cumplieron, pero ahora con toda la inestabilidad, el fiado es una opción que no podemos seguir brindando”, finalizó.
Expectativas difíciles
“La situación está muy difícil y se va a prolongar en el tiempo. No hay un panorama positivo para que esto mejore pronto. No están dadas las condiciones para que esto cambie”, consideró Beigbeder sobre el duro contexto.
169,9
pesos es el precio de la botella de 900 ml de aceite girasol plus. Mientras que el de soja vale $124,50, variando de acuerdo a las marcas.