Un día de verano muy caluroso, iba la tristeza caminando cuando vio frente a sí un lago transparente y decidió bañarse para aplacar el calor. Dejó su ropa en la orilla y se metió al agua.
La casualidad quiso que la rabia pasara justo por allí y viendo tan a gusto a la tristeza nadando, decidió bañarse ella también. Dejó sus vestidos al lado de los de la tristeza y se zambulló.
Estaban las dos en el agua disfrutando cuando de pronto unos truenos comenzaron a sonar y unos relámpagos aparecieron en el cielo.
_¡Vaya tormenta se avecina!! Dijo la tristeza. Me voy a ir corriendo. No me gustaría que me agarre en el camino.
_¡Yo también! Dijo la rabia.
La rabia apurada -como siempre está la rabia-, urgida -sin saber por qué- se bañó rápidamente y más rápidamente aún salió del agua.
Pero la rabia es ciega o por lo menos no distingue claramente la realidad así que, desnuda y apurada se puso al salir, la primera ropa que encontró.
Y sucedió que esa ropa no era la suya sino la de la tristeza.
Y así vestida de tristeza, la rabia se fue.
Muy calma y muy serena dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro -o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo-, con pereza y lentamente salió del lago.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la rabia.
Cuentan que desde entonces muchas veces uno se encuentra con la rabia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien encontramos que esta rabia que vemos es sólo un disfraz y que detrás del disfraz de la rabia, en realidad está escondida la tristeza.
Adaptado del libro de Jorge Bucay: “Cuentos para pensar”.
El enojo y la tristeza a veces se confunden. ¿Cuál de los dos se te presentan más a menudo? ¿A cuál juzgas peor? ¿Qué mandato social te hace elegir uno u otro? Hay personas que no permiten que surja el enojo y por ello caen recurrentemente en la tristeza.
Cuidado, el piloto automático nos lleva a recurrir, así como no es bueno caer siempre en el enojo, tampoco lo es caer en la tristeza cansina que se mete de a poco y se instala. Estemos atentos para darnos cuenta, enojo y tristeza suelen confundirse porque tiene un denominador común, en el fondo de ambos hay dolor.
Demos ese espacio a la emoción, está para mostrarnos algo que nos importa. Prestémosle atención, es la que nos lleva a la acción.