Alejandra Guglielmi transforma hasta el objeto más insignificante en una verdadera obra de arte. Con sus alumnas reinventan y crean los objetos más maravillosos que puedan imaginar. Manejan el arte decorativo en toda su expresión y para entender un poco más veremos de qué se trata.
Hoy en día, la palabra “arte” suele asociarse con medios como el dibujo, la pintura y la escultura. Sin embargo, además de estos subgrupos (conocidos colectivamente como “bellas artes”) existe otra importante categoría artística: las artes decorativas. Al producir objetos que son tanto funcionales como ornamentales, las artes decorativas han jugado un papel esencial en la historia del arte, ya sea en forma de vasijas antiguas, textiles medievales o muebles modernos.
Como formas de arte, tanto las artes decorativas como las bellas artes se basan en la estética; es decir, ambas buscan producir piezas que sean de alguna forma u otra visualmente interesantes. Mientras que las bellas artes se enfocan por completo en la forma, el arte decorativo también está motivado por otro elemento: la función.
“La función principal de las artes decorativas es embellecer algo más que a sí mismas: un objeto, una habitación, la fachada de un edificio, etc. Con una definición tan amplia, no es de extrañar que existan una infinidad de tipos de arte decorativo. Sin embargo, algunas de las variedades más recurrentes son la cerámica, la joyería, las armas, los textiles, la vidriería y los muebles.
La idea de unir forma y función ha sido una parte intrínseca del género a lo largo de su historia que se remonta a miles de años atrás.
Ahora nos queda el desafío de embellecer el mundo como lo hace Alejandra en su taller Aguamarina.