Fortunato “Don Nato” Rodríguez (80) es quien se ocupa de mantener arreglado el cantero ubicado sobre el bulevar de la avenida Güemes de Leandro N. Alem, donde reside desde hace casi medio siglo. Todas las mañanas, antes que el sol comience a hacerse sentir, el vecino se encamina a cumplir ese pasatiempo que, según él mismo manifestó, le produce satisfacciones.
“Es algo que hice toda mi vida. Me gusta trabajar, y me gustan mucho las flores, hacer jardines. Como vivo sobre esta avenida quiero plantar para embellecer aún a nuestra ciudad, que es limpia, hermosa”, manifestó a Ko´ape, el hombre, que comparte la misma pasión por el “verde” con su esposa, Amada Da Rosa.
A las plantas las selecciona de su propio terreno. “Las tenía en casa pero como construímos un muro, no quieren vivir encerradas por lo que preferí trasladarlas al boulevard que tiene una hermosa tierra”, dijo quien se jubiló en la empresa Koch Tschirsch, que por aquel entonces tenía una montadora de algodón y un secadero de té. “En eso trabajé toda mi vida”, acotó.
Las rosas y los lirios encabezan la larga lista de preferencias de “Don Nato”, pero además, “estoy comprando otras muditas para plantar. Siempre en mi casa, en el lugar donde vivo, cultivo hermosas flores, y mantengo todo bien limpio. La higiene fue una prioridad, siempre. Mis padres así me enseñaron”.
Los vecinos lo alientan, “con ellos no tengo ningún tipo de problemas. Es gente muy buena a la que aprecio mucho y nos ayudamos mutuamente”, contó Rodríguez, padre de ocho hijos -uno fallecido- y abuelo de “una revolera” de nietos y bisnietos.Confió que aprovecha el fresco de la mañana para limpiar y colocar tierra alrededor de las plantas.
“Me pongo un sombrerito y salgo, tiene que ser temprano porque con los calores ya uno no aguanta. Me enferma estar sentado. Mi vecino Helard pasa y me dice: ´usted si que no para´. Es que no me siento cómodo cuando no hago nada.
Quiero trabajar, eso es lo que me gusta”, recalcó, quien nació y se crió en la zona rural, en Picada Unión -a unos 40 kilometros del casco céntrico de Leandro N. Alem-, y hace unos 50 años que se vino para el pueblo en busca de mejores horizontes. “Todo quedaba muy lejos, entonces compramos un terreno, hicimos una casita y acá nos quedamos”.
Si bien su consejo es “que planten porque queda muy lindo”, por estos días solamente trata de hermosear el espacio que concuerda con el frente de su terreno porque tuvo una mala experiencia. “El año pasado teníamos hermosos lirios en plena floración pero los vándalos vinieron por la noche y destruyeron todo. Es algo que me molestó mucho, quedé muy dolido”, relató.
Helard Aníbal Feltan vive en el terreno lindero y admira el empuje de “Don Nato”. Sostuvo que “con 80 años es testigo de la transformación de Alem y hoy sigue siendo protagonista, aportando su granito de arena para que el barrio esté cada vez más lindo. Esta clase de compromisos nos diferencian y hacen de nuestro pueblo una gran ciudad para vivir”.