Hoy los chicos dicen “la profe”, pero en aquella época decíamos “la señora”, recordábamos con Margarita hoy jubilada. Compartimos una charla muy amena recordando épocas de escuela, más precisamente del tiempo compartido en el Colegio San Basilio Magno.
El tema que nos reunió justamente tenía que ver con recuerdos, ella quería una obra que la transportara en el tiempo, hacia su infancia, allá por Alem en el interior de Misiones. Se conjuraron pasiones entre recuerdos suyos y míos, de amor por nuestra tierra y raíces, y de épocas de escuela.
La obra está inspirada en una obra de Kowalski, pintor misionero, con arreglos a su gusto. Cada parte de la obra evoca un tiempo en su vida. La charla se fue dando con un salpicado de recuerdos y del presente. De anécdotas, de flores, de vivencias, de los hijos, de los nietos, de sus amores, de su dolor de rodilla, de su amiga de toda la vida que se reencontró después de mucho tiempo, de su vida como profesora, y también como constructora, porque además de enseñar supo formar su propio emprendimiento del que hoy recibe sus frutos. La charla nos desviaba nuevamente hacia la obra, la tierra colorada los lapachos, la casita, el hogar.
Sigo insistiendo en que la pintura me sigue regalando momentos mágicos en mi vida, como el reencuentro con una docente ejemplar, que marcó mis primeros pasos, justamente una profesora de Lengua y literatura que hoy lee mis líneas y seguramente encontrará falencias en mi escrito, pero también encontrará la admiración de una ex alumna que la recuerda con todo el cariño del mundo.