Leonel De Jesús tiene 21 años. Está a un par de materias de terminar la secundaria y hace changas con su papá: trabaja en construcción o en limpieza de terrenos. Pocos saben que el pibe con la máquina de cortar pasto es el 1 de Argentina en los 1.500 metros llanos y el 20 del mundo en atletismo adaptado.
Es más, en abril se embarcará en la aventura de conseguir una marca que lo lleve directamente a la cita de los Juegos Paralímpicos en Tokio. Será difícil, pero Leo no tiene idea de qué significa bajar los brazos.
Obereño, nació en el seno de una familia humilde y laburante. Desde pequeño no le quedó otra que salir a trabajar con su papá. Tenía apenas 10 años y ya ayudaba en las changas. Tiene dos hermanos menores, una de ellas también con parálisis cerebral, que vive en silla de ruedas. Leo nació septimesino en su casa y como consecuencia sufrió una parálisis cerebral que lo dejó con una hemiplejía en la parte derecha del cuerpo, con una de sus piernas levemente más corta que la otra.
Los médicos tardaron en diagnosticarlo por lo que buena parte de su educación la atravesó en una escuela convencional. Después, cuando los profesionales descubrieron su condición, fue a la Escuela Especial, donde se encontró con lo que sería la pasión de su vida: el atletismo.
“Cuando empecé a correr tenía una de mis piernas 15mm más corta que la otra, caminaba doblado y eso fue cambiando gracias al atletismo, se fue desarrollando esa parte del cuerpo. El atletismo me ayudó a mejorar la discapacidad”, contó Leo desde su casa en Oberá a EL DEPORTIVO.
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En la Escuela Especial se encontró con su primer profe, Renzo Galarza. Las primeras pruebas de atletismo para Leo fueron los 80 metros llanos y el lanzamiento de bala. Comenzó a practicar en la escuela y durante los horarios que le quedaban después de salir a trabajar con su papá. “Hacíamos de todo un poco, porque mi papá no tiene un trabajo fijo. Hacemos construcción o limpieza de terrenos”, dijo el atleta.
Mientras tanto, se entrenaba en la escuela de la mano del profe Galarza y cada vez se entusiasmaba más con el deporte. “Gracias a la Escuela Especial, a los profes que estuvieron en ese momento conmigo. Yo a veces me pongo a pensar qué sería de mí ahora si no estuviera haciendo deporte… porque el deporte te abre muchos caminos”, dijo el joven. Sin dudas.
Leo destacaba por su talento y pronto se ganó un lugar en los Juegos Evita, sus primeras competencias oficiales en el atletismo adaptado. “El sueño de todos primero es llegar a un nivel de los Juegos Evita, eso te alienta la vida”, remarcó.
Tiempo después conoció a Jorge “Chino” Flores, su actual entrenador y con quien lleva trabajando aproximadamente seis años. Leo ya se había hecho un nombre en los Evita y con el “Chino” decidieron ir más a fondo. “Cambiamos la velocidad y el lanzamiento por el medio fondo, algo que nos aconsejaban los técnicos nacionales. Le encontramos la vuelta y ahora está haciendo 800 y 1.500 metros llano. Y está por largar 400 también”, contó su profe a EL DEPORTIVO.
Los técnicos nacionales no se equivocaron, el medio fondo era lo suyo. “Le va bastante bien ya que en 400 llanos es subcampeón argentino, en 800 llanos también es subcampeón argentino y en 1.500 es campeón argentino, todos en torneos del Comité Paralímpico Argentino (COPAR)”, contó Flores.
Los buenos resultados captaron la atención de los seleccionadores nacionales, quienes en 2017 lo fueron a ver con una posible convocatoria al equipo nacional entre manos.
Fue en Chaco, eran los últimos Juegos Evita de Leo y él estaba lesionado. Antes de la última prueba, los 200 metros, se acercó un profesor y le dijo que era entrenador del equipo argentino de atletismo adaptado y que lo había ido a ver a él. “Fue una sorpresa, no me imaginaba. No dije nada pero tenía mucha emoción. Lo único que pedí fue que Dios me ayude en la prueba, porque venía lesionado”, contó Leo a EL DEPOR.
Era su última prueba de los Evita. “Me puse en mi carril y dije ‘Dios dirá e iré hasta donde pueda’. Chino me dijo que corra si podía pero como estaba el profesor le dije que iba a correr, que no sabía cómo pero iba a correr. Empezó la carrera y no sentí nada, fueron mis 200 metros más rápidos”, dijo.
Su performance le valió su primera convocatoria al equipo nacional de atletismo adaptado y ese mismo año se fue un mes a Lobería, provincia de Buenos Aires, donde estuvo entrenando como parte del team argentino de la Federación Argentina de Deportes para Parálisis Cerebral (FADEPAC). Para ese entonces ya era un deportista becado por el Ministerio de Deportes provincial y uno de los de mayor proyección en su disciplina.
Luego de la concentración en la provincia de Buenos Aires volvió a Misiones para ver a su familia y arreglar algunas cosas con la escuela. Los entrenadores le avisaron que esté atento, que lo llamarían en cualquier momento. Y así fue: en abril de 2018 lo convocaron para participar del Open Internacional que se disputó en São Paulo, Brasil.
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“Fue mi primer torneo internacional y la primera vez que fui a Brasil. No pudimos ir al mar, pero sí recorrimos. Fuimos al shopping, era gigante. Yo digo, gracias a Dios que conocí”, recordó Leo de ese viaje. Se manejó más o menos con el idioma pero pudo conocer a otros atletas y charlar con ellos acerca de sus experiencias de vida. “Estuve con chicos de Cuba, de Venezuela, pude aprender de mis compañeros”, destacó.
En Brasil corrió en 200 metros, misma distancia de la performance que le valió la convocatoria, y 400. Con un tiempo de 28 segundos en 200 y 1.4 en 400 no pudo hacer podio, pero él ya había ganado.
“Me sentí un ganador porque nunca tuve un viaje de esos, y fui a aprender otras cosas, nuevas experiencias en otros países. Además, se siente mucha emoción de representar a la Argentina, de ponerse la camiseta. Yo no sólo representé al país, sino también a mi tierra misionera”, dijo Leo.
Los viajes para el joven atleta no terminaron ahí: gracias al atletismo conoce varias provincias argentinas como Chaco, Río Negro, Neuquén… todas como parte del seleccionado nacional. “Yo, gracias a Dios, superé muchas cosas. Siempre las tomé como cosas que pasan en la vida, a veces hay barreras difíciles pero todo tiene un porqué. El deporte me abrió muchas puertas que nunca pensé que iba a tener”, remarcó.
En 2019 alcanzó el nivel más alto de su carrera. Fue parte del Open Internacional de Atletismo Adaptado que se realizó en Chaco y su marca lo puso en el camino hacia los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021.
“Quedó primero en los 1.500 llanos con un tiempo de 5.01. Nosotros no nos dimos cuenta, pero había una veedora del Comité Internacional Paralímpico (IPC por sus siglas en inglés), entonces todas las marcas eran homologadas a nivel internacional. Leo, con esa marca, quedó en el ranking mundial como número 20, por lo que viene a ser el mejor argentino clasificado y el 1 de
Argentina”, explicó “Chino” Flores. “Fue un logro demasiado fuerte, di todo lo que tenía para dar”, remarcó Leo. Con esa marca, el atleta obereño es el mejor argentino clasificado con miras a Tokio, pero el camino para estar en los Juegos es difícil.
La categoría PC 37, en la que participa Leo, se asemeja en los tiempos y exigencias a los de un convencional, por lo que debe exigirse al máximo. “En abril se va a disputar el clasificatorio en el CeNARD y él tendría que tirar 4,20 como marca para ir a Tokio, tenemos que bajar su tiempo en 40-50 segundos”, señaló “Chino”.
Otro hecho no menor es que Leo todavía es joven. Según explicó el profe, en el atletismo adaptado, los atletas alcanzan su mejor performance a los 25 años por lo que Leo tiene tiempo para mejorar sus marcas y estar en un Juego Paralímpico. “Es un chico con mucho potencial”, dijo su entrenador. De todas formas “vamos a ir a dar batalla”, agregó.
Es por eso que entrenan varios días por semana. “Lunes, miércoles y viernes hacemos pista y martes y jueves hacemos gimnasio. Además, el Ministerio de Deportes se comprometió a sumar la parte de psicología deportiva y nutricionistas”, destacó el profe. Para Leo es un sueño. “Quiero representar nuevamente a Argentina y estar en un podio, que sea en un Juego Olímpico sería un sueño”.
Pero en la vida de Leo no todo es deporte. El aislamiento por la pandemia de coronavirus disminuyó el trabajo en la calle y Leo no piensa únicamente en Tokio, también se preocupa por el día a día de su familia.
“El otro día charlamos y el tema de la pandemia nos hizo replantear muchas cosas. Leo es un chico cuya familia vive del trabajo de cortar pasto, de albañilería, de pintar casas, su papá y él son los que trabajan. Además tiene una hermanita con PC, en silla de ruedas.“Él me decía que iba a los torneos pensando si su hermanita tenía la medicación, si el hermanito tenía la leche. Y con la pandemia no está nada fácil”.
Él quería salir a trabajar y dejar de entrenar pero también sabe que logró muchas cosas y que tiene muchas por lograr, así que ahí estamos en la lucha. Es difícil el tema de Tokio pero es uno de los que tiene posibilidades de ir así que no vamos a desperdiciar esa oportunidad”, dijo su entrenador.
Leo lo sabe. “La pandemia desinfló mucho todo, no había trabajo. Recién ahora nos estamos acomodando, pero lo importante es la familia y la salud. Yo sé que no tengo la alimentación que debe tener un atleta pero ya me acostumbré a eso y el reviro y el poroto no pueden faltar”, dijo. “A veces tengo que laburar toda la semana pero llega mi hora de entrenamiento y no falto. Todo mi esfuerzo no es sólo para mí, es para que mi familia pueda salir adelante”, agregó.
Durante el aislamiento, la beca del Ministerio de Deportes vino acompañada de una bolsa con mercadería, una ayuda importante para la familia y para Leo. “Él estaba feliz porque la estaban pasando mal y eso le ayudó mucho. Se quedó contento porque sabía que era el esfuerzo de él”, dijo “Chino”.
“Cuando corro me siento liberado, aliviado. Si no corro estoy cargado, necesito correr para desahogarme. Es una salida para mí”, respondió Leo ante la consulta de qué siente cuando corre. Para él es libertad. En la pista es él y nada más. “Yo siempre les digo a los chicos que están empezando que le metan, sin importar las barreras hay que elegir el camino y no bajar los brazos nunca, ni aún en los peores momentos”.
Leo es alguien que nunca los bajó. “A veces hay mejores días y a veces cuesta pero yo me decía a mí mismo que tenía que llegar un poco más. Hay momentos en que la vida se pone difícil pero si te sobrepones a eso, es lo mejor. A veces las fichas te juegan mucho en contra pero igual hay que pelearla”. Nadie lo sabe más que él.
Trabaja con papá
Leo es el mayor de cuatro hermanos y el ayudante de su papá Ricardo en las changas diarias. La pandemia complicó todo, al punto que Leo pensó en dejar el deporte y ayudar en casa. “Pero sabe que logró muchas cosas y que tiene muchas por lograr”, dijo su profe.
Camino a Tokio
El 13 y 14 de abril, con sede a confirmar, se realizará el clasificatorio para estar en el equipo nacional que representará a la Argentina en los Juegos Paralímpicos. Leo será parte de la delegación. Deberá bajar alrededor de 40 segundos su marca. “Vamos a dar pelea”, dijo.