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El 5 de marzo de 1961, el Santos de Edson Arantes do Nascimento visitaba el mítico estadio Maracaná en un ríspido duelo con el local Fluminense, que tenía en su plantel titular varios jugadores de la selección brasileña.
Ganaba Santos 1 a 0 con gol de Pelé: a los 40 minutos del primer tiempo, muy cerca de su propia área, “O Rei” recibió la pelota e inició una carrera de 90 metros hacia el arco contrario que no se detuvo hasta depositar el balón en las redes contrarias. En el camino habían quedado seis rivales.
Lamentablemente, no quedó registrado el momento en video, por lo que hay que conformarse con esta reconstrucción:
Lo cierto es que tras el desenlace de la jugada, un relator radial, exultante, arengaba: “iGoooooolIIl! ¡GoooooolIlI! iEste gol debe tener una placa…!”.
Dicho y hecho: al poco tiempo, el hoy desaparecido diario deportivo paulista O Esporte colocó una placa de bronce con una inscripción que, traducida, significa: “En este campo, el día 5-3-61, Pelé marcó el tanto más bonito en la historia del Maracaná”.
Desde entonces, en Brasil, cuando hay un gol de bella factura, se dice que es un “gol de placa”.
Claro que después llegaría Diego Armando Maradona con su slalom cósmico en el Mundial de 1986, y dejaría recluida en una esquina de la historia a esa soberbia anotación de Pelé.
Y, por supuesto, también se ganó su propia placa en el Estadio Azteca de México DF.