Parece fácil decirlo pero trabajar en uno mismo y en la aceptación es difícil porque hasta que no aceptamos nuestro cuerpo, nuestra forma de ser, nuestra historia, hacen que neguemos lo que somos escondiéndonos detrás de máscaras que nos ayudan a sobrevivir.
Todo el tiempo estamos queriendo poner o sacar cosas a nuestro cuerpo, cambiar el color de cabello o hacernos cosas para parecernos a alguien ideal que vemos en las imágenes que pasan por las redes sociales o tv. Esto no es para juzgar si lo hacemos sólo es una reflexión para pensar en qué hacemos para tapar algo que no aceptamos en nosotros.
Me encantó esta frase del principito: “Si alguna vez te sientes mal contigo mismo busca en lo más profundo de tu ser, dáte cuenta de que nadie es perfecto, tampoco tú lo eres, pero aún con todos tus defectos y cualidades eres una persona única en el universo, por eso eres especial”.
Somos especiales, cada uno de nosotros llevamos una marca registrada de nuestro ser, que por más que quieran clonarnos podrán hacerlo con el físico, pero con nuestra manera de ser que está modelada por la vida que nos tocó a cada uno, sería imposible.
Detrás de muchas de nuestras conductas o “defectos” como solemos decir hay dolor, vergüenza, falta de mirada por parte de las personas que nos criaron, miedo etc. y eso que rechazamos en nosotros podemos aceptarlo transformándolo en una fortaleza.
Cuando podemos aceptarnos tal como somos y entender por qué somos así, porque solemos ser personas “difíciles” así nos llaman, también podemos comprendernos y saber que todo lo sucedido hace que seamos quienes somos ahora, todo ocurrió de manera perfecta, en la medida que podríamos haber hecho otra cosa lo hubiésemos hecho. Entonces ¿por qué solemos ser tan duros con nosotros? Por ahí para tener paz en nuestra vida podríamos pensar que hicimos las cosas como pudimos, nada más.
Hoy en este día les pregunto: ¿se sienten en paz con ustedes mismos, aceptan su cuerpo, el paso del tiempo, su forma de ser?
Si no es así busquemos en lo profundo de nuestro ser y démonos cuenta que vamos viviendo como podemos, aprendiendo y en ese aprendizaje muchas veces nos equivocamos, ¡otras no!
Hoy seamos compasivos con nosotros mismos aceptando vivir un día a la vez.
Bendiciones.