Nosotras estamos en todas partes; creando, dando vida, liderando, cuidando, abrazando, inspirando, innovando, descubriendo, defendiendo, agradeciendo y creciendo. Y es eso lo que debemos recordar cada Día de la Mujer.
Pero además y a diario, las mujeres emprendemos una lucha personal en las calles, en las redes sociales y en cualquier escenario donde hacer valer nuestros derechos, denunciar las desigualdades y demandar la necesidad de un avance en todos los sentidos posible. Pero, ¿es necesaria esa lucha?
Para la abogada y especialista en mediación, Valeria Fiore “quizás no sea la palabra ‘lucha’ lo que mejor representa mi necesidad de visibilizar esta injusticia, que cada uno la llame como mejor le guste, pero claro que es necesaria. Alguien dijo que los derechos no se gestionan, se conquistan. En gran parte se han conquistado algunos, ¿alcanza? No”.
Valeria, es madre de dos varones y nos explica: “me preocupo porque mis hijos no se comporten replicando un sistema violento y hago lo mejor que puedo para educarlos en perspectiva de género, ¿alcanza? No”.
Entonces, la profesional reflexiona sobre la situación: “se trata de un entramado social, cultural, estructural e institucional que debe advertirlo, dejemos de naturalizar, hagámonos cargo y seamos responsables cada uno de la parte que nos toca”.
Es que no hay duda, convivir y vivir implica construir. “Pero no construir de cualquier manera, construyamos integrando las diferencias en lugar de jerarquizarlas excluyendo al que queda por debajo (se aplica a todos los órdenes)”.
Y si bien estamos inmersos en una sociedad patriarcal “en la que la mujer ha quedado supeditada a la posición privilegiada del hombre, por ello es que la lucha es necesaria para lograr ‘equidad’, es decir, igualdad de oportunidades”.
Y aquí los hombres también tienen un papel esencial en esta labor en la que, “contrariamente a excluir uno de los géneros, de lo que se trata es de unir fuerzas hacia una sociedad más justa y equitativa, que permita el desarrollo de todos por igual”.
Si bien a lo largo de la historia se han producidos muchos avances a nivel social, laboral y familiar “en cuanto a la figura que representa la mujer en nuestros días aún queda un largo trayecto por recorrer, para visibilizar y tomar conciencia de los estereotipos de género que obstaculizan el desarrollo de las mujeres”, indica la especialista en mediación.
Entonces… la lucha es necesaria “porque aun habiendo cada vez más conciencia de las desigualdades de género, el cambio es lento y costosísimo y, si habiendo advertido una injusticia, nos quedamos callados, sólo lograremos perpetuarla”.
Los grandes desafíos
Valeria considera que quizás el primer desafío a superar sea mirar hacia adentro de nosotros mismos a fin de advertir las cosas que naturalizamos para luego hacerlo en nuestra familia y así hasta lograr una sociedad que nos incluya a todos. Pero, “no se trata de excluir a los hombres, sino invitar a hombres y mujeres a un cambio de relaciones de equidad, a pensar un nuevo orden social, político, económico y eclesial que nos beneficie a todos por igual, fundamentado en la armonía y nunca en el dominio o imposición violenta. La paz de una sociedad involucra en su construcción a todos los que participan de ella y requiere sí o sí el equilibrio de poder”.
Portadora de la vida
¿Quién podría decir que uno es mejor que el otro?, ¿quién podría decir que el día es mejor que la noche o que la luna es mejor que el sol, que el otoño al verano o la primavera al invierno? ¡Todo forma parte de la vida!
La mujer es al hombre como el hombre a la mujer. De la misma manera que la corriente, la energía y la electricidad necesita a ambos polos para activarse la vida para poder ser pasada necesita de la polaridad. ¡Es menester de cada uno de nosotros, rendirnos al aprendizaje de la vida!
Siendo mujer, nunca vamos a ser igual al hombre, de la misma manera que siendo hombre jamás vamos a poder hacer lo de la mujer.
Nuestra biología es diferente con un propósito y una razón.
La mujer es la encargada y portadora de la vida. Es encargada de pasar, crear y transformar la energía en vida, porque ella lleva en su cuerpo, en su vientre, no solamente la información ancestral de todo su linaje femenino, sino que ella toma la chispa divina que el hombre le da a través de su esperma y emulando a la naturaleza, crea y transforma. Une en su vientre ovulo y espermatozoide lo almacena, retiene y transforma en su útero. ¡Esto es el milagro!
¿Podemos ver eso? ¿Lo entendemos?, ¿podemos sentir el latir de la vida mujeres en nuestro cuerpo como algo sagrado a honrar y cuidar?
Es la creación misma replicándose en nuestro vientre. Tan sagrada como la continuidad de la especie y de todo lo que nos rodea.
¡Es el milagro encarnado en los vientres!
Sin la participación de la energía masculina no se podría realizar ya que con uno solo no basta: Paz, amor, bondad, rectitud en el inicio. Ya que el inicio marca la trayectoria de la vida.
El rol de la mujer es sagrado, de la misma manera necesita honra respeto y colaboración por parte del hombre en este proceso, cada uno en su lugar y juntos como en equipo a favor de la vida. Todos nacemos de un vientre, hombres y mujeres sin distinción.
¿Quién es mejor? Ambos son la vida, juntos se complementan y forman una unidad como la célula, que a su debido tiempo se dividirá y formará nuevos sistemas.
Por Patricia Couceiro, Máster en Constelaciones