Cuando en septiembre de 2020 el ministro de Economía, Martín Guzmán, se presentó en el Congreso para explicar el Presupuesto 2021 que más tarde se aprobaría, adelantó una serie se índice que, en aquel entonces, en medio de una pandemia mortal y de una crisis económica épica, eran de difícil cumplimiento a partir del contexto.
Uno de los más llamativos fue sin dudas el de la meta inflacionaria. El Gobierno esperaba entonces, y aún lo hace dado que no salió a hacer públicas sus dudas, una inflación de 29% para todo el año en curso.
Si bien el índice de febrero se conocerá esta semana y exhibirá una leve desaceleración respecto de enero, en marzo la inflación volverá a acercarse al 4% y encadenará su sexto mes consecutivo cómodamente por encima del 3%.
El salto inflacionario con la apertura de la cuarentena que comenzó a intensificarse en octubre llevó al índice de precios del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos al 3,8% en el décimo mes del año y a 3,2% en noviembre, mientras que en diciembre y enero ascendió al 4%. Febrero oscilaría entre 3,3% y 3,5%, pero marzo se arrimaría nuevamente al 4% por el arrastre de los meses anteriores y cuestiones estacionales propias.
De cumplirse, el primer trimestre cerraría entre 11,5% y 12%, por lo que para que se concrete la expectativa del Gobierno de que la inflación totalice el año en 29%, el promedio mensual no debería superar el 1,6%, algo verdaderamente inusual en Argentina, más aún teniendo en cuenta que solamente en dos de los últimos 38 meses el IPC subió menos que esa cifra.
Así las cosas, y si bien pueden darse algunos factores que desaceleren la inercia inflacionaria, se puede afirmar hoy, en marzo, que la meta expuesta por el Gobierno para el año en curso ya nación jaqueada.