El 11 de marzo de 2020, la OMS elevó el status sanitario del COVID-19 a pandemia, por el elevado número de contagios registrados fuera de China. Para entonces ya se llevaban registrados 125.000 casos en 114 países y más de 4.600 muertes.
Fue un día antes que la Argentina decidiera una cuarentena inédita en la historia reciente, para evitar la movilidad de las personas y, con ellas, del coronavirus.
Con ella sobrevino la paralización del transporte; del comercio; de las actividades sociales; del turismo; el cierre de las fronteras; el blindaje de las provincias primero y de las ciudades después; la estigmatización de los enfermos y mucho más.
Como primera medida, antes incluso de la cuarentena oficial, estableció un aislamiento obligatorio de 14 días para los que ingresasen del extranjero, aunque las fronteras que tanto complicaron a Misiones permanecieron abiertas hasta el 15 de marzo.

También el 11 de marzo Misiones declaraba la Emergencia Epidemiológica y Sanitaria por dengue y coronavirus, suspendiendo las actividades con público.
Además, el 12 de marzo, apenas dos días después de iniciado el ciclo lectivo, la Provincia decidió suspender las clases presenciales en todos los niveles hasta el 30 de marzo y habilitó la Plataforma Guacurarí para clases virtuales.
Desde entonces hasta el 3 de octubre de 2023, día en que la Universidad Johns Hopkins dejó de contabilizar, el SARS CoV-2 se había cobrado la vida de 6.881.955 personas y se habían registrado en el mundo 676.609.955 casos.
En Argentina, entretanto, hasta agosto de 2024 (últimos datos oficiales divulgados), la cifra de contagios se situaba en 10.101.218 y el coronavirus se había cobrado la vida de 130.663 personas.