Y entonces así fue como ella después de ver tanto dolor e incertidumbre, sabiendo que todo esto no había concluido sino que por el contrario recién comenzaba, hizo un alto en su camino y meditó, meditó por días, no solo por ella, por todos, pidió consejo, no solo por ella, por tantos que veía queriendo salir a flote del caos circundante. Meditó, pidió guía y consejo por los días por venir ya que…esto no concluía. El miedo a la muerte y el dolor comenzaban a invadir el entorno como una nube negra en días de tormenta….así fue como el Ángel le habló.
No quieras nada y haz lo que tengas que hacer. No tengas preferencias ni disgustos por las situaciones.
Mantente siempre en el centro sin pretender, sin buscar, sin hacer.
Sé limpia como el cristal, completamente transparente el cual le permite a la luz que lo traspase porque es completamente inexistente. Descórrete y deja que el opere a través tuyo. Limpia los cristales de tu interior, vuelve al eje. Siempre mantente presente trazando la perfección.
No mires hacia atrás, no mires hacia delante ni hacia los costados. Centro, eres el centro de tu circunferencia, y mantente como tal.
Eres guardiana y creadora de tu entorno, realidad circundante y universo que te rodea. Sólo siente el impulso de los pasos dentro, primero uno luego el otro, esa es la forma de ir hacia adelante.
Despeja las esquinas y sigue atenta y expectante, pero sin preferencias y así el camino se irá desplegando por delante.
La vida misma, solo ella conoce tu destino y te va trayendo aquello que necesitas para completarte.
Cuando todo se derrumbe confía, confía en lo nuevo que esta viniendo. No hay otra forma de hacerle espacio.
Si te has limpiado y escuchas la vos de tu intuición. Estas a salvo, eres libre, libre de condicionamientos, ya nada de lo externo puede modificar tu interno.
Haz puesto los pies en el camino.
Ahora confía en ti.