Dicen que el cuerpo habla, el tema es darnos un tiempo para detenernos y así poder escucharlo.
Cuando decimos que nos dolió el alma realmente lo sentimos así, cuando algo nos lastima duele el corazón, cuando algo nos enoja nos oprime la presión en todo el cuerpo, si algo nos angustia se nos cierra el estómago y no podemos comer; la preocupación nos quita energía y nos hace sentir agotados o sea que cuando decimos que el cuerpo siente las emociones es así y sufre cuando nos callamos y no expresamos lo que sentimos.
Hoy la ciencia ha demostrado que las emociones como la tristeza, enojo y miedo nos enferman de diferentes maneras.
Cuando doy los talleres de gimnasia para el alma, uno de los ejercicios que uso es el registro corporal.
Generalmente le preguntamos a alguien: “¿Cómo estás?” Y te dice: “¡Bien! Pero al notar cómo respira podemos ver que no está bien. El abdomen no se expande para respirar, el pecho se eleva al entrar el aire, así podemos notar que hay tensión en los hombros y cuello y eso no es cómodo, el cuerpo nos muestra cómo estamos aunque nosotros no nos demos cuenta.
Observar como estamos sintiéndonos físicamente debería ser un ejercicio que tendríamos que hacer varias veces al día, detenernos unos segundos para respirar y sentir qué estamos necesitando en ese momento.
Una vez me pasó que -como todos los días- salí a hacer mi caminata y cuando llegué a la costanera me sentía tan mal físicamente que tuve que parar, al detenerme comencé a respirar y me di cuenta que no había parado en todo el día, así que me acosté en un banco, elevé las piernas y sólo descansé. El malestar pasó, ¡eso era lo que necesitaba!
Ese tipo de exigencias solemos tener en nuestra vida, hacemos las cosas como un robot, no nos detenemos a sentir qué estamos necesitando, estamos llenos del deber hacer.
Hoy que nos detuvimos a leer podemos inhalar profundamente y preguntarnos: ¿le doy tiempo real de descanso a mi cuerpo?
¿Hace cuánto tengo esa contractura en el cuello y no me doy tiempo para ir por un masaje o buscar un momento para relajarme?
Nuestro cuerpo es el móvil con el cual nos movemos, es una máquina perfecta que nos lleva a donde queremos, nos permite amar, vivir, abrazar, gracias a él podemos estar en esta vida.
¿Somos conscientes de eso? ¿Lo respetamos como algo sagrado?
Recordemos que somos nosotros los encargados de cuidarnos y darnos lo que necesitamos, somos los responsables de nuestra salud y bienestar.
Que Dios los bendiga.