Surgió en diferentes partes del planeta (en todos los continentes) y no fue ni es exclusivo de ninguna etnia en particular. Se ha practicado y se practica en diversas regiones geográficas y climáticas: selvas, bosques, montañas, planicies y desiertos, tundra, ártico y costas; como así también en zonas de variada densidad de población, desde las más pobladas hasta las más aisladas de la naturaleza.
Tantos años y tantas culturas han dado lugar a una gran diversidad de tradiciones chamánicas, por lo que a veces resulta difícil englobarlas a todas en una misma disciplina. No obstante, se puede hablar de chamanismo (en singular) porque estas tradiciones comparten una cosmovisión, una búsqueda, y una forma de relacionarse con la vida y el medio ambiente.
La cosmovisión chamánica se basa en una serie de premisas o principios, que se pueden sintetizar de la siguiente manera:
• Todo es energía.
• En el Universo todo está conectado.
• El Universo tiene un aspecto material y otro espiritual.
• El aspecto espiritual crea el material.
• El aspecto espiritual no está separado del material, aunque lo percibamos como separado.
• Podemos experimentar las conexiones y comunicarnos con todas las cosas.
• Podemos aprender, obtener ayuda, sanación y guía de los elementos de la naturaleza.
• Podemos acceder en forma consciente y deliberada al plano espiritual para conectar con fuentes de Amor.
• Poder y Sabiduría y co-crear nuestra experiencia de la realidad.
• Podemos comunicarnos con la naturaleza y el mundo espiritual a través de experiencias directas, simbólicas y/o intuitivas.
Esta cosmovisión es (en términos actuales) simbólica, ecológica y holística.
Los chamanes sabían desde épocas ancestrales, muchas de las cosas que fueron corroboradas por la ciencia en nuestros días. Sabían por ejemplo: que materia y energía son un continuo, que la energía puede transformarse en materia y la materia en energía, que nuestra consciencia e intenciones influyen y modifican tanto a la materia como a la energía.
Compartiendo con amor.