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María Teresa (78) despertó aquel viernes 23 de marzo como todas las mañanas, muy temprano, en su casa ubicada en las inmediaciones de la avenida San Martín y Jorge Newbery de Posadas, aunque aguardó hasta las 7.30 para abrir su pequeña despensa ubicada en el frente de su vivienda.
Es que recién a esa hora comienzan las actividades en la zona y eso la hace sentir más segura “porque los vecinos ven que estoy acá y me cuidan”, explicó después a PRIMERA EDICIÓN.
Pero ese día, apenas comenzó a acomodar las cosas, llegaron dos muchachos, uno de ellos con una mochila al hombro. Le dijeron que estaban armados y que les entregara todo el dinero.
Los delincuentes pensaron que el golpe iba a ser fácil, jamás imaginaron la reacción de la anciana: “Yo agarré un palo y les di por todos lados. El revolver se cayó al suelo y el (joven) de atrás lo agarró y salieron a correr. Yo grité, el vecino vino y los persiguió”, contó la mujer.
Como si recién tomara conciencia de lo sucedido, la septuagenaria comentó qué “como el vecino no venía, yo pensé qué le podían haber hecho algo y me asusté, porque tenían el arma en la mochila”.
“Por suerte no llevaron nada. Yo vivo sola, mis familiares están dispersos por ahí”, agregó.
Según el vecino que corrió a los delincuentes, ambos huyeron hacia la terminal de colectivos, donde abordaron un remís y se alejaron con rumbo desconocido.