Lo que nosotros consideramos sólido en realidad no lo es, ya que la materia está compuesta por átomos y para que tengan una idea de dimensiones vamos a suponer que el núcleo de un átomo tiene el tamaño de una pelota de futbol que está en el centro de un estadio, entonces, el primer electrón que lo orbita está en la primer línea de asientos y el segundo electrón en la última y el átomo más próximo en una ciudad vecina.
Ese vacío que la Kabalá llamó Shekiná es energía de la fuente única por lo tanto podemos decir que es conciencia a la cual todos estamos conectados, es un campo de fuerza que se mueve alrededor de todo, pero acontece a través nuestro y de nuestra esencia.
La ciencia comprobó que es el observador quien transforma los fotones de un rayo de luz en partículas, o sea materia. La observación entonces es un acto de creación y es nuestra capacidad natural más elevada, por lo que podemos decir que somos los ojos con los cuales la Creación se observa a sí misma.
La ciencia dice que, el ojo con el cual observamos el campo y el ojo con el cual el campo nos observa son uno y el mismo, y el Uspanisad dice: “Brama abrió los ojos y el mundo surgió. Cierra sus ojos y un mundo entero deja de existir.”
Al mismo tiempo que creamos al observar, limitamos al pensar, pues al etiquetar o dar nombre encasillamos y negamos las otras posibilidades que podrían ser, debido a que sólo una pequeñísima fracción de las distintas frecuencias son captadas por nuestros sentidos, con lo cual al percibirlas limitamos la infinitud del campo a nuestra pequeña capacidad.
De esta manera nos introducimos al mundo cuántico de las subpartículas atómicas, el cuál es maleable con cualquier aptitud de la conciencia ya que llegamos a la conclusión de que son de la misma esencia, y así como anteriormente vimos a la poderosa y creadora imaginación, hoy tratamos el poder creador del pensamiento, de ahí la necesidad de volvernos “quantum”, definiendo a un ser quantum como aquel capaz de reformular sus pensamientos para el mayor bien de todos, pues todos somos Uno. Si supiéramos lo poderosos que somos, caminaríamos descalzos sobre espinas sin que nuestros pies se dañen.
Somos poderosos y cada conocimiento que nos acerca a la fuente, que está dentro nuestro, quita un velo de nuestro entender, de nuestro saber, que como dioses somos.