“El perrito, muy cachorro aún, se llama Pouch. Un día, en un grupo en el que está mi papá una señora tenía perritos para regalar. Ella además de rescatarlos mira primero a quién regalar porque busca personas que sean responsables y que realmente amen a los animales, que los cuiden y los traten bien”, advierte Yosimara.
Esa señora es de Campo Grande y con ella se contactó el papá de Yosimara, abuelo chocho con sus nietos, y así fue que Pouch llegó al hogar donde hay niños para jugar.
La joven mamá de Sofía y Ezra se sumó al recibimiento del cachorro porque todos en la casa aman a los animales y cuenta que “en los primeros tiempos le costó un poco adaptarse y entonces “estaba siempre en la pieza de mis papás en la cama o en su cucha, pero recorriendo las piezas de mis papás y de mis hermanas”.
Hay otras mascotas en la familia Amaral y Pouch comenzó a amigarse con los otros perros como Alfa que también fue rescatado, al igual que Toby y el más viejito: Benancio. Además se suma a la gran familia un gato así que Pouch se encontró con un hogar muy divertido.
Los Amaral siempre tratan de adoptar mascotas porque para ellos es muy importante poder darles una nueva oportunidad a los animales abandonados.
Experiencias compartidas
Los niños crecen en un ambiente de juegos y alegrías compartidas con sus mascotas. Saben que hay que atenderlas, cuidarlas y asegurarles un buen vivir con mucho amor. Claro que los niños crecen y lo hacen casi al mismo tiempo que Pouch.
Sofía comparte juegos, pero Ezra es como el hermano pequeño de Pouch. Con apenas un año y medio él encontró un aliado de juegos y como cuenta su mamá “siempre están juntos, juegan todo el día, incluso a veces se pelean tirándose las orejas y alguna mordidita y se entienden muy bien los dos”.
Lo bueno es que se cuidan todos, todos están atentos unos de otros, muy protectores si ves al cachorro o a alguna otra de las mascotas ya sabés que están los niños ahí. Y Ezra tan pegado está a Pouch “que hasta quería tomar el agua de su plato y hasta la comida”. Y así sigue la historia de grandes amigos.
Las fotos son del abuelo Humberto Amaral. ¡Gracias por compartir! (Por R.T.)