A la urgencia por lograr una vacuna eficaz, le siguió otra por la producción. Después llegó el problema del reparto y, casi en paralelo, el de la adquisición. Pues bien, casi ninguno de los problemas antes mencionados fue resuelto plenamente y el país (y buena parte del mundo) enfrenta un nuevo problema de cara a esta crisis sanitaria y su abrumadora segunda ola: de las más de 7 millones de vacunas recibidas, alrededor de dos millones y medio aún no fueron suministradas. No sólo no se llegó a la cantidad prometida para estas alturas de los acontecimientos, sino que además no se inocularon todas las que llegaron.
Argentina nunca estuvo preparada, quizás haya ganado tiempo para equipar su aparato hospitalario, pero tratándose de prevenir, el Estado volvió a fallar… y la segunda ola ya empezó.