No es nuevo que muchos de esos hogares están “flojos de papeles”, pero se los deja actuar porque no habría dónde ubicar a los internos si se decide cerrar alguno. Hay una sobre demanda de atención para alojar a adultos mayores por enfermedades que imposibilitan su permanencia con la familia, por la necesidad continua de atención.
Pero semana a semana se vienen detectando incumplimientos, protocolos sanitarios no aplicados o “a medias”, que terminan con adultos mayores hospitalizados y, algunos de ellos, fallecidos.
Claro está que no todos se encuentran en tan delicada situación de funcionamiento. Sin embargo, ponen muchos esfuerzo por cumplimentar las exigencias que a los irregulares no se las imponen de igual manera. Los que se encuentran en regla, deberían ser los primeros en reclamar contra la competencia desleal.
Existe un observatorio creado en Posadas, un área de Gerontología en Salud Pública (que es la autoridad de aplicación y la que ejerce el poder de Policía) y tomó intervención hasta la Comisión Provincial contra la Tortura que funciona en la Legislatura para tratar de asegurar el bienestar en los geriátricos.
Sin embargo, siguen las sorpresas ante un virus que provoca los peores daños a mayores de 60 años como es el COVID-19.
Hay que hacer algo y pronto. Muchas vidas dependen de las decisiones políticas que se vayan a tomar. Se trata de medidas humanitarias cuando hay vidas en juego con comerciantes que lucran con las personas.