El billete en el circuito financiero informal del microcentro avanzó un peso este miércoles, con lo que mantuvo la tendencia alcista y experimentó un aumento acumulado de 2 pesos.
Si bien el paralelo no sufrió un movimiento muy brusco teniendo en cuenta su máximo histórico de 195 pesos en octubre del año pasado, sí se instaló la preocupación entre los analistas porque, claramente, hay un cambio en la situación.
Y es que “cierre de actividades”, tal y como fue dispuesto en una de las zonas más desarrollistas del país, significa mayor emisión para sostener a los sectores en crisis y a las personas sin ingresos. Al mismo tiempo, mayor emisión implica más inflación y caída de los ingresos por recaudación de impuestos.
Ese combo pega de lleno en el rubro “expectativas”, por lo que un cierre mayor de la actividad económica traerá trae aparejada una mayor demanda precautoria de pesos que van a bienes durables o especulativos. Es entonces que el dólar paralelo se robustece y crece entre las preferencias.
Al mismo tiempo, sobrevuela entre los analistas el temor a que el movimiento del blue en las últimas jornadas sea una especie de detonador, una señal frente a la previa electoral, en medio de un contexto económico y político repleto de incertidumbres.
“Como en todo año electoral, todos se sienten más cómodos esperando los resultados con los dólares bajo el colchón, en vez de tener los pesos en el banco. La incertidumbre alimenta el miedo a estar en pesos”, graficó Diego Piccardo, economista de la Fundación Libertad y Progreso, al sitio iProfesional.