Con 35 años, Sixto Batista tiene un currículum bien cargado y por demás diverso: es modelo, profesor de educación física y de capoeira; estudió gastronomía y se convirtió en uno de los impulsores del longboard en Misiones, un deporte que surgió en los años ‘60, en el que se emplea una tabla larga para bajar cuestas en carrera. Esta última faceta es la que lo trae hasta EL DEPORTIVO.
El joven de Iguazú tiene varias competencias bajo el brazo, roce internacional y experiencia que ahora inculca a otros jóvenes del norte misionero en el Iguazú Board, una escuelita de la disciplina de la que es director y fundador. “Queremos que se deje de ver al longboard como un hobbie y se lo mire como lo que es, un deporte”, dijo en una charla con EL DEPOR.
¿Cómo conociste el longboard?
De chico empecé a andar en skate en Iguazú, después tuve la suerte de ir a Córdoba donde pude desarrollar más el deporte porque había lugares disponibles y gente involucrada. Más adelante viví en Europa, que fue donde conocí el longboard como deporte y empecé a practicar el downhill, la modalidad de descenso, de bajada. Cuando volví a la Argentina recién se estaba desarrollando el deporte y me junté con gente de Córdoba y estuvimos practicando en Santiago del Estero y La Rioja, en lo que fue el principio del longboard en 2005.
Después lo trajiste para Iguazú…
Sí, yo estaba viviendo de nuevo en Iguazú, iba y venía y fui trayendo de a poco el deporte y la modalidad porque justo en Iguazú asfaltaron la bajada de la costanera, y se podía practicar el deporte en pleno centro y a un buen nivel. Entonces ahí generé el Iguazú Board, que es el ente que organiza y genera actividades con el deporte. Ahí empezamos a hacer cortes programados, fundamos la escuelita, organizamos campeonatos y pudimos meter alguna fecha nacional, el Iguazú Downhill Race. Ahí se venían chicos de todo el país y la provincia y, por la frontera, venían muchos de Brasil, que ya tiene un desarrollo muy grande del longboard y está profesionalizado. La frontera dio un empuje grande, más que nada porque en Brasil hay un buen nivel. El Iguazú Board ya va a cumplir diez años y ocho desde que arrancamos con la primera competencia.
¿Dónde fue esa primera competencia?
La primera fue en las 600 hectáreas, un circuito en la parte hotelera de Iguazú. Ese fue el primer campeonato a nivel internacional, después “El Caracool”, que fue una de las cinco fechas del circuito nacional y ahora tenemos una fecha para diciembre que la metimos también en el circuito nacional.
¿Cómo es una competencia en downhill?
Dentro del downhill tenés por un lado la competencia y por otro lado el entrenamiento. En cuanto a la competencia, este es un deporte de gravedad, no tenemos motor ni nada que nos impulse, más que la propia gravedad, el viento y la aerodinámica. Se traza un circuito trabado, con un cierto nivel de dificultad. Y gana quien es más veloz, en algunos circuitos se hace toma de tiempo para ver quién es más rápido y se arman las baterías. En las competencias largan las baterías y va siendo eliminatorio, pasan los dos primeros, hasta llegar a las finales.
¿De cuánto es el tramo del circuito de Iguazú?
El tramo que tenemos acá es de 800 metros. Tiene una bajada grande en la que llegás a alcanzar 70-80 km, y tiene una curva y contracurva en la que se necesita una destreza alta para entrar en forma limpia. Tenemos un circuito chico pero muy técnico que sirve para desarrollar velocidad. En los circuitos más trabados se busca la técnica.
¿Y cómo es la situación del longboard en el resto de la provincia?
En Posadas también hay grupos que patinan, lo hacen en la Cruz de Santa Ana. Se empezó a desarrollar el deporte a nivel provincial, con gente en Oberá y Posadas patinando y apostando. A medida que se fue desarrollando fue subiendo el nivel de Misiones y hoy hay un boom y muchos chicos patinando. Desde nuestro lugar tratamos de promover el deporte a través de clínicas, para que crezca y que lleve menos tiempo para que los chicos lleguen a un alto nivel. La intención es hacerlo en diferentes localidades para darle más empuje al deporte, porque socialmente, el skate o los deportes urbanos, son vistos como hobbies y se desconoce el entrenamiento que se realiza. Es por eso que queremos que los chicos sepan cuáles son las herramientas para llegar y cuáles son los beneficios, porque a mí el deporte me hizo viajar muchísimo, por ejemplo.
Esto qué decís del entrenamiento, ¿estamos hablando de un entrenamiento físico importante?
Sí. Cuando salió el deporte en Misiones había muy poco conocimiento, entonces empezamos a buscar entrenamientos alternativos, como el surf o el esquí, porque lo mismo que hacemos nosotros se ve en las olimpíadas de invierno pero sobre una tabla en el asfalto. Así empezamos a desarrollar entrenamientos específicos de fuerza, equilibrio y fuimos buscando especialistas para adaptar los planes para el longboard. Entonces tenés casi un 50% o más del entrenamiento, para ser competitivo, fuera de la tabla. Además las competencias se empezaron a poner en un nivel más alto, entonces necesitás más entrenamiento. Yo un mes antes de una competencia me pongo a entrenar, bajo un video del circuito, tomo nota de las curvas, es un entrenamiento específico.
Complejo también, no sólo es subirse a la tabla…
Claro, es complejo. Y cuando hay varios compitiendo a un alto nivel, lo que gana es el detalle.
Volviendo al longboard en Iguazú, ¿cuántos chicos asisten al Iguazú Board en la actualidad?
Hay momentos en que somos 30, otros 15, y en otras ocasiones somos 10. Siempre hay una cantidad de chicos que van y vienen… en veranos patinamos todos, en invierno quedamos menos.
¿Hay mujeres que practiquen longboard en Iguazú?
No, en este momento no hay chicas que asistan regularmente. Siempre se suman mujeres pero hay que romper el tabú que se viene generando desde hace mucho de que es un deporte para hombres. Nosotros tratamos de sumar, de generar empatía y conciencia, también dentro de la escuelita, de que está todo bien en que todos patinemos y de cómo integrar a las mujeres. Sí hay chicas patinando a nivel provincial y se están metiendo de a poco. Tratamos de generar esa conciencia, que las chicas se sientas cómodas.
¿Hay una modalidad para mujeres o las chicas compiten con los hombres?
Hay una modalidad para mujeres. Pero hay muchas que se meten dentro de las competencias open, que son abiertas y es la categoría máxima. Se están metiendo las chicas y hubo un cambio en la forma de patinar y de verse dentro del deporte.
En cuánto a la escuelita, ¿desde qué edad se puede empezar a practicar longboard?
Ahora está parada por la pandemia de coronavirus, pero se puede empezar entre los 5 y 7 años, en donde ya se le va dando una instrucción en lo que es coordinación y equilibrio. Es la introducción a lo que es la disciplina.
¿Cómo fue el 2020 para la disciplina?
Difícil, pero también es cierto que la pandemia ha revalorizado todo lo deportivo, de empezar a verse uno más, darse el tiempo. Justamente el longboard lo que tiene es que es al aire libre, en una bajada. Entonces cuando apenas se liberó todos salimos a patinar de nuevo, incluso los que no estaban patinando. Para los chicos que nos juntamos fue uno de los mejores escapes para descargar lo que fue el encierro.
¿Qué se necesita para practicar longboard?
Hay dos estilos: el freeride y el downhill. El freeride es estilo libre, es hacer una bajada tratando de soltar trucos de derrape. Por un lado, los trucos de stand up (de parado), llevan un nivel de equilibrio, de dominio del cuerpo, de la velocidad y de la inercia muy grande. Desarrollarlo cuesta bastante y se necesitas casco, guantes con grillones para apoyar, rodilleras, coderas, buenas zapatillas y un longboard adaptados con ruedas de derrape o slice.
¿Y en el caso del downhill?
En el caso del downhill se debe bajar lo más rápido que puedas y es más técnico. En competencia se usa un traje de cuero como los de moto pero adaptado. Después casco full face cerrados aerodinámicos, guantes, cueros que vienen con arneses para la columna, todo dependiendo del circuito. El skate es mucho más de precisión, más caro, el track es de una pieza sola, no es forjado. Son precisos, aerodinámicos. Los labios de la rueda son más en ángulo para que agarre más, se ponen clavos que se pegan a la zapatilla… Se pone mucho más fuerte y más técnico, el error tiene que ser mínimo en el downhill.
Aproximadamente, ¿de qué precios estamos hablando para tener una tabla de longboard?
Para freeride, el valor de la tabla más barata debe estar entre 10 y 15 mil pesos. Para downhill, para tener tabla, cuero, track, todo estamos hablando de 100 mil pesos aproximadamente, pero eso es para alto rendimiento. Si se practica de manera amateur no es necesario el equipo, basta una tabla que ronda los 30 mil pesos.
¿Qué lugares conociste gracias al longboard?
De la Argentina conocí Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, San Luis, Entre Ríos… vengo haciendo todos los circuitos en donde patinan los chicos. En Brasil conocí Sao Paulo, pude hacer el Circuito Paulista, y fechas del sudamericano y del mundial en Belo Horizonte, Río de Janeiro, Florianópolis, Curitiba. Estuve en México y en Europa patiné en un montón de lugares, como los Pirineos.
¿Cuál fue el circuito más difícil?
Yo cumplí el sueño de todo rider. Hay un circuito considerado el más veloz y difícil del mundo. Está en Brasil y se llama Teutonia. El asfalto es feo, es malo y tiene una de las bajadas más fuertes que anduve en mi vida. Estuve cerca de 120-130 km por hora. Para subir, el auto en primera sufría. Hay mucha gente que va a competir y no baja, no se anima. Yo por suerte pude entrar. En mi primera bajada de prueba ya me tomaron el tiempo, no tuve tiempo de hacer la prueba de pista, fui directo a la clasificación. Entraban 32 y pude clasificar, entré justo 32 y yo no sé si en ese momento sentí alegría o miedo. Me dijeron que clasifiqué y pensé que iba a tener que tirarme de nuevo y no solo, con otros cuatro riders.
¿Cómo te fue en la competencia?
Me caí en la batería que inició, no lo pude terminar porque el asfalto estaba muy áspero. Se entraba a una curva como a 80, era muy finito. Llegué a cuartos de final. Otro en el que estuve fue el “7 curvas” en Sao Paulo, Brasil. Es muy fuerte y con curvas muy tomadas que tenías que agarrar con mucha presión y bajando de a cuatro chicos. Esto fue parte del circuito mundial y llegué hasta cuartos. A nivel mundial el nivel es muy alto. Gané algunas competencias en Brasil y también en Iguazú.
¿Y en Europa, cómo se vive el longboard?
En Barcelona es todo patinable. La ciudad es re linda, yo siempre anduve en skate. Le había puesto ruedas más grandes y andaba por París. Ahí, el skate, el roller, el monopatín son muy usados. La gente saca un longboard para irse a trabaja en saco y corbata, las chicas andan con vestidos en monopatín. Yo tenía un skate con ruedas de longboard y salía a recorrer la ciudad. En Barcelona vivía cerca de la rambla y era super patinable. Me compré el longbaord y empecé a patinar. Los mismos chicos me empezaron a agitar, me llevaron a un par de competencias y fue cuando vi el nivel. Siempre me gustó correr, mi viejo Julio César Batista era corredor de autos y me enseñó a manejar de chico, la parte de carrera me suplió las ganas que tenía.
Y ahora, ¿qué se viene para el longboard?
Hoy en día se está organizando la Federación Argentina para profesionalizar el deporte ya que se viene el World Roller Games, en San Juan, en agosto. Vemos que en los Juegos Olímpicos empiezan a entrar deportes alternativos, por eso se está trabajando la Federación. Es entre chicos que patinamos, que somos los referentes porque si no lo hacemos nosotros, te agarra una federación que ya está constituida y no queremos que gente que no entiende sobre nuestro deporte, desarrolle algo que es nuestro. Como hay un buen nivel en Argentina, de trabajo y competencias organizadas, estamos atrás de la Federación. Hay un equipo a nivel nacional, con los mejores exponentes, y se hace un Zoom cada semana para poder darle forma a esta federación. Misiones entraría con un capital geográfico muy importante porque hay muchas pistas y muchos riders acá.
¿Y a nivel provincial?
En Misiones estamos en proceso de conformar una asociación, hay mucha movida y nos estamos organizando con la gente de Posadas, Oberá y de Iguazú. Estamos previendo un circuito misionero.