Más allá de la puja del intendente Carlos Sartori con la conducción del colegio por la resolución de un cierre total preventivo, quedaron explícitas las diferencias de criterio entre Salud y Educación sobre los datos y las medidas.
Aún hasta ayer las dos áreas diferían en las cifras de contagios. Y también en la potestad del municipio de poder suspender las clases totales en una institución.
Al momento de plantearse la contradicción entre Ministerios, se apeló a la resolución del protocolo donde se habla del aislamiento de las burbujas para evitar cerrar un establecimiento y dejar a los alumnos sin clases.
Si quienes conducen los organismos de decisión tardaron al menos tres días en ponerse de acuerdo sobre qué hacer en estas situaciones, para los docentes y directivos de las escuelas puede resultar un verdadero dolor de cabeza la gestión de la pandemia en las aulas.
Por esa razón, es que hace falta mayor claridad conceptual y práctica de actuación, como forma de reglamentar de manera concreta las disposiciones de un protocolo que ya mostró sus “grises”.
Porque la uniformidad de criterios permitirá que todos (escuelas, padres, ministros, supervisores, SPEPM, CGE, hospitales, etc) puedan saber qué hacer y cómo hacerlo.
Este procedimiento -que PRIMERA EDICIÓN viene reclamando desde antes de la salida del protocolo que exista claridad- aún sigue siendo materia de interpretación según quién lo mire.
Todavía se está a tiempo de poner claridad, en especial cuando Misiones todavía no entró en una segunda ola que se anticipa difícil para todo el país. Especialmente incierta.